De 196 países, 38 no otorgan a sus ciudadanos este derecho fundamental.
Esta información se la obtuvo a través del informe que la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada publica de forma bianual analizando globalmente la situación de la libertad confesional. El último, publicado en 2017, evalúa la situación global entre 2014 y 2016.
El presidente de la Comisión General de Justicia y Paz en España, Eduard Ibáñez, presenta las principales conclusiones en su publicación La libertad religiosa: derecho humano fundamental, motor de progreso social (Comisión General de Justicia y Paz, 2018). Según Ibáñez, a pesar de estar reconocida en los tratados internacionales, en realidad, “la libertad religiosa se vulnera junto a otros derechos fundamentales con demasiada frecuencia”.
Las conclusiones obtenidas
– De los 196 países analizados, en 38 las vulneraciones de la libertad religiosa constituyen una violación esencial de los derechos humanos.
– Desde el informe anterior, las condiciones han empeorado de forma clara en 14 países y en otros 21 existen señales de cambio a peor. Sólo en Bután, Egipto o Qatar se muestras señales de cambio.
– Discriminación vs. Persecución: se distinguen estos dos conceptos aclarando que el primero hace referencia a la institucionalización de la intolerancia, ejercida por el Estado o por sus representantes, donde las leyes consagran el maltrato a comunidades religiosas. La Persecución, en cambio, define las situaciones en las que las violaciones proceden no sólo del Estado, sino de grupos terroristas y/o otros actores no estatales y, son campañas activas de violencia y sometimiento.
– En siete países se detecta una situación de Persecución: Afganistán, Arabia Saudí, Corea del Norte, Iraq, Nigeria, Siria y Somalia.
– Ha surgido un islam en un formato virulento que se ha convertido en la principal amenaza de la libertad religiosa, sobre todo en nueve países: Bangla Desh, Indonesia, Kenia, Libia, Níger, Pakistán, Sudán, Tanzania y Yemen. Este islam extremista es el principal motivo del incremento de movimientos migratorios en las mencionadas zonas y comunidades que eran multireligiosas se están convirtiendo, a la fuerza, en monoreligiosas.
– La violencia de grupos como Daesh en todo el mundo supone la negación absoluta de la libertad religiosa; según el autor, se trata de uno de los “reveses más arduos” a esta libertad desde la Segunda Guerra Mundial.
– Víctimas o perseguidores: el informe afirma que también entre las comunidades judías, budistas e hindúes surgen grupos que promueven un nacionalismo religioso intolerante para las minorías de otras religiones.
– En algunos Estados se considera a las minorías religiosas una fuerza que “socava la lealtad al Estado mismo, y se presentan como un riesgo social. Los casos más graves se hallan en China y Corea del Norte; en el primero, más de tres mil personas están encarceladas por motivos religiosos. Corea del Norte es el país que encabeza la lista de los que vulneran la libertad religiosa.
– En Birmania, los musulmanes rohingya sufren una persecución muy grave, los concentran en campos estatales, sin sanidad ni ayuda humanitaria y convertidos en refugiados o apátridas.
– El informe señala situaciones que vulneran la libertad religiosa también en países occidentales, aunque a un nivel muy distinto. Provienen, según Ibáñez, de un “laicismo que pretende eliminar la religión de la vida pública.
Ibáñez recuerda, sin embargo, que el informe acaba con una llamada a la esperanza, ya que deja constancia de las diversas iniciativas que existen en todo el mundo que han nacido con el objetivo de mostrar el valor de las religiones e impulsar el encuentro entre todas ellas.
Vía Aleteia.