Muchas veces no sabemos que tenemos las herramientas para cambiar la vida de quienes nos rodean.
Últimamente se habla todo el tiempo sobre la mujer y sus desafíos en la contemporaneidad: cómo alcanzar ese equilibrio, en el que logre ser hija, madre, esposa, amiga, mujer, y en todos los casos feliz. De aquí se desprenden diferentes opciones, talleres de autorrealización, de empoderamiento, cocina básica, maquillaje y la lista sigue… Sin embargo, ¿cuán efectivos son realmente estos talleres?, ¿cuán claros son los objetivos que se plantean en ellos? Y finalmente, ¿son alcanzables?
Mirar a quienes nos rodean
El objetivo de este artículo, bajo el marco de la edición de responsabilidad social que plantea la revista en este mes es cuestionar, ¿cuán comprometidos estamos con ayudar a las personas de escasos recursos a construir familias sanas? Es decir, cómo promovemos ideales de bienestar.
Frente a esto podríamos decir que “no estamos listos”, “que zapatero a tu zapato” y que no todos podemos dar un taller. Honestamente, creo que estas pueden ser razones válidas. Sin embargo, plantearnos metas como promover movimientos a favor de las mujeres empoderadas, autorreconocidas, con ánimos de crecer, nunca deja de ser una opción. ¿Cómo hacerlo si no creemos tener las “habilidades”? Contactando, por ejemplo, a quienes colaboramos en medios como este, para organizar talleres. Por qué no también generar espacios de escucha atenta, de reconocimiento, para compartir… ¿saben ustedes que está comprobado que el solo hecho de compartir ya es terapéutico y generador de conciencia de la situación que se vive? Siendo consciente, podemos realmente cambiar la realidad.
Extender una mano
Una de las preguntas generadas para escribir este texto fue: ¿qué impacto tiene en mujeres de diferentes clases sociales los talleres de superación personal? Este variará según el objetivo que se plantee. El principal norte debe ser apuntar al autorreconocimiento; si partimos de esa base los talleres siempre generarán resultados positivos.
Ahora pensemos, ¿cuán positivo puede ser para mujeres en condiciones vulnerables ser oídas? Imaginémos lo bien que nos sentimos cuando hablamos con nuestras amigas, lo relajadas que podemos llegar luego de un día de parloteo… Bien, esa misma sensación puede sentir cualquier persona que es reconocida desde el amor y el respeto de su ser. Así, cualquier taller, curso o seminario que promueva atender al ser humano por encima de los roles o contenidos, ya habrá logrado un alto impacto en quien lo reciba.
¿Aceptas el reto?
Teniendo esto claro: ¿Quién de ustedes, amables lectores, se comprometerá por un tema de responsabilidad social a generar talleres de capacitación para hombres y mujeres?
Solo por recordarles, los talleres que se propongan pueden hablar de cualquier tema, aquí algunos ejemplos:
- Taller de economía básica familiar.
- Manejo de autoridad para los padres jóvenes.
- Herramientas de comunicación para parejas o padres e hijos.
- Talleres de autoestima y refuerzos positivos.
- Realización de distintas labores.
- Talleres vocacionales.
El mayor tema a considerar al realizar cualquier actividad, y que debe ser lo más importante, es que deben ser dictados por personas que tengan objetivos educativos claros, el don de la empatía y la facilidad de la comunicación. Solo así, podemos garantizar un alto impacto no solo en las mujeres, sino también en hombres, niños y adolescentes de las familias de nuestra sociedad.
Por Ma. del Carmen Rodrigo
Psicóloga Clínica
mariadelcarmenrodrigoh@gmail.com