Padres: no fallemos en nuestras familias, no seamos los causantes de las heridas emocionales de nuestros hijos.
Conocí a Javier, un joven que llegó buscando ayuda por una herida emocional de atracción por personas del mismo sexo (AMS). En una ocasión me dijo que cuando era un niño no le gustaba jugar fútbol, que los deportes rudos y masculinos le causaban mucha aversión. Él tenía el profundo deseo de pertenecer al grupo de amigos de su escuela, pero había momentos en que no se identificaba con ellos porque no era como el resto de chicos de su edad. Su padre es un gran empresario enfocado en sus negocios, le dedicaba muy poco tiempo.
Javier ya no es un niño y por algún motivo algunas veces siente atracción erótica por varones mayores que él y a la vez un vacío, por la necesidad de ser amado, valorado por quien es, aceptado y parte del grupo de varones. Pero, ¿a qué se puede deber esto?
La psicología del desarrollo y algunos estudios empíricos ponen en manifiesto cómo contribuyen los padres en el crecimiento armónico del niño. Cuando en las primeras etapas niñas y niños interiorizan los roles del padre y la madre estos sirven para la construcción de su personalidad e incluso la percepción que tienen de sus progenitores juega un papel importante.
En los encuentros de consejería y acompañamiento con personas que tienen AMS es común ver una deficiencia en la relación padre o madre. Al haber tenido un progenitor distante, duro, hostil o relaciones de rechazo infantil, son más propensos de tener una herida homosexual.
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La desconexión de la masculinidad del padre o de la feminidad de la madre en niños y niñas respectivamente existe en nuestro tiempo. En donde el movimiento acelerado de nuestra carga laboral, junto con la tecnología, fomenta que cada vez sea más frecuente un hogar donde no se comparta tiempo de calidad. Muchos jóvenes, aunque viven con sus padres dentro del mismo techo, los perciben como desconocidos y poco alcanzables. Como en el caso del padre ausente de Javier, quien tiene menos tiempo para su familia y no fomentó su masculinidad.
Fomentar una relación saludable
Cuando me comparten su vida a la luz de su herida de AMS, escucho repetidas historias de soledad, tristeza, temor al abandono, falta de seguridad. Al preguntarles qué busca su niño interior herido, por ejemplo en el hombre por quien se siente atraído; es común encontrarse con cualidades masculinas que se hubieran manifestado de una relación saludable padre-hijo. Entre las más comunes están:
- Necesidad de autoafirmación
- Confianza en uno mismo
- Control y carácter para enfrentar la propia vida
- Liderazgo para poder ejercer roles masculinos y desarrollar habilidades sociales.
- Capacidad para decidir y tomar iniciativa.
Defendamos a la familia
El Dr. Joseph Nicolosi afirma que “la evidencia clínica indica que una deficiente relación padre-hijo es predominante en el desarrollo de una masculinidad saludable”2 y abriendo el espectro podemos decir que esta relación sana le aporta, tanto a varones y mujeres, confianza, independencia, autoafirmación y el sentido de poder personal para lograr lo que se proponen.
En paralelo, durante mucho tiempo hemos vivido con la estructura de lo que hoy se ha denominado como “familia tradicional.”, tildándolo de algo que debe de cambiar para construir “nuevos modelos de familia”. Estos, basados en ideologías, que en algunos casos carecen de fundamentos, solo se está haciendo más grande el problema de estabilidad emocional y carácter. Pensemos en la Sagrada Familia de Nazaret. A San José enseñándole a Jesús el oficio de carpintero, como queriendo decirle a la humanidad divina de Nuestro Señor “mira soy un varón como tú”. Jesús vino al mundo en una familia para mostrarnos la importancia de lo que hoy categorizamos como “familia tradicional”, por qué no defenderlo.
Si necesitas ayuda, te animo a escribirme a: miguel.leon@comprenderysanar.org juntos podemos encontrar la salida.
Por: Miguel León
Fundador Metanoia