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¿Conoces el gen de la felicidad? Reconocerlo es lo más complicado. Quien ve en Claudia a una niña con síndrome de Down, es incapaz de verlo. Pero si tienes la suerte de ver un poco más allá, te darás cuenta que ese gen que ella tiene es lo que provoca la felicidad en su familia.

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Claudia fue adoptada por la familia de Terry Gragera y desde ese momento, empezaron a andar un camino lleno de descubrimientos.

Aquí varias expresiones:

¿Dónde reside la hermosura y dónde la dificultad en la crianza de un niño con síndrome de Down?

Para nosotros, tener un hijo con síndrome de Down es un regalo. Claudia ha sido una niña escogida y amada por quien es ella. Es cierto que hay momentos muy duros, especialmente por sus problemas de salud, como cuando la operamos del corazón, pero es una historia mucho más hermosa que tortuosa. Un hijo con síndrome de Down te resitúa en el mundo, te hace vivir de otra manera, te coloca al lado de lo más puro del ser humano. Es una maravillosa oportunidad de acercarte a lo mejor de la persona.

¿Cómo surgió la idea de adoptar a un niño con síndrome de Down?

Fuimos nosotros los que, desde antes de casarnos, queríamos adoptar a un niño que fuese especial. Por entonces no pensábamos que tuviese discapacidad, pero sí estábamos dispuestos a adoptar a un niño ya mayor o a un grupo de hermanos. Más adelante, cuando ya teníamos dos hijos biológicos, pensamos en la posibilidad de adoptar a un niño con síndrome de Down. Mi marido y yo nos habíamos conocido siendo voluntarios en un club de ocio para personas con discapacidad, así que nos sentíamos capaces de afrontar el reto en un mundo que no nos resultaba ajeno.

Nuestra condición humana nos hace huir de forma instintiva de las dificultades. Ustedes, sin embargo, decidieron acoger las posibles complicaciones (entre ellas las médicas) al adoptar a Claudia. ¿Qué los movió a hacerlo?

Su historial médico era “disuasorio”, pero en cuanto supimos que estaba sola en un hospital esperando a una familia no dudamos y nos lanzamos a este gran reto que nos ha cambiado la vida.

¿Cuándo conocieron a Claudia? ¿Cómo recuerdas aquel momento?

Nos entregaron a Claudia en el hospital. Tenía muchos problemas de salud, pues había sido prematura y nació con una cardiopatía congénita. Allí la conocimos llena de cables y nada más al verla sentimos un amor inmenso hacia ella. Parecía que nos estaba esperando.

¿Tu hija Claudia qué te ha aportado como madre?

Claudia es la tercera. Ahora somos padres de una familia numerosa y siempre hay una pequeña revolución en casa. Como madre, siento un amor infinito hacia ella, como hacia Ada (14 años) y Teo (11), mis dos hijos mayores. Además, he visto que soy mucho más fuerte de lo que creía y que juntos podemos superar cualquier dificultad. Como pareja nos ha unido mucho y personalmente me ha acercado aún más a Dios.

 

Vía: Aleteia

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