Esta comunidad son un ejemplo de valor, admiración y respeto a los adultos mayores.
Durante un ciclo de charlas sobre gitanería en Andalucía, impartido en el Centro Sociocultural Gitano Andaluz de Granada – España, un tema captaba en especial mi atención: el envejecimiento de los gitanos. ¿Qué hace que este grupo valore tanto a sus Adultos Mayores (AM)? ¿Tenemos similitudes en nuestro trato con los abuelos de nuestras familias ecuatorianas?
El sistema de valores, por el cual se rigen los gitanos andaluces, sitúa de manera natural al AM como la persona más importante en el conjunto familiar. Esto a pesar de que la comunidad gitana en Andalucía es relativamente joven. Si comparamos la población española que posee un porcentaje de envejecimiento de 18% versus el 11% del pueblo gitano. La expectativa de vida es de 10 años inferior a la de la población no gitana.
Admirados y protegidos
Según estudios realizados en la zona de Granada, los jóvenes no se plantean tanto el porqué de esta tendencia de valorar altamente a sus AM. Simplemente lo hacen porque así lo sienten. Cuando se indaga más en sus valores vemos que la unión de la familia es el más importante en la comunidad gitana. Le sigue el respeto a los AM, la solidaridad entre ellos, la conservación de su cultura y tantos otros valores que –hasta cierta medida– pueden ser comparados a los de nuestra cultura ecuatoriana. Son estos valores los que permiten que de manera natural los mayores sean admirados y protegidos.
Los gitanos como pueblo han sufrido grandes transformaciones y cambios desde sus inicios en esa travesía desde la India hasta su llegada a España en el siglo XV. Pero lo que no ha cambiado es ese valor que los adultos mayores gitanos poseen de manera intrínseca e incondicional. Algunos comentan que el pueblo gitano al valorar mucho su pasado –doloroso y de destierro– necesitan siempre tener como referente el testimonio del mayor de la familia.
Por el valor que tienen hacia el arte en sus distintas formas, pero enfocándose en el invaluable flamenco, aclaman los conocimientos que solo los mayores tienen por los años de técnica acumulada al tocar una guitarra por ejemplo. O por la recopilación de canciones tradicionales que son aún utilizadas hoy en el flamenco más actual. Así como por la cercanía que hubo entre estos mayores de hoy y los grandes referentes de este estilo de música.
¿Dónde se colocan los valores?
En repetidas ocasiones Ángel Heredia, máster en Gerontología, mencionó durante la charla, como ejemplo vivencial del valor del adulto mayor gitano. Esta, una escena familiar para los españoles que se encontraban en la sala. “¿Quién no se ha encontrado en un hospital con una horda de gitanos que no dejan solo ni un instante a su abuelo o abuela? Son tantos, son todos y están ahí siempre. Ya sea trayendo comida, cantándoles al oído, mientras junto a su cama está otro no gitano, tan solo y sin compañía constante, anhelando ese calor”.
Escuché relatos de la importancia de la opinión del adulto mayor gitano. Éles quien da su consejo final ante situaciones donde los jóvenes no se ponen de acuerdo. “Cuando el abuelo o abuela habla los demás callamos, es así, no hay más”.
Con este ciclo de charlas pude confirmar lo que algunas veces escuché de distintas formas. Lo que transformé en el siguiente pensamiento. “El lugar donde coloquemos nuestros valores, explicará el trato que le demos a nuestra gente mayor”.
Si los gitanos colocan sus valores máximos en la familia, la solidaridad, en su cultura, en su arte, entonces los mayores de esas familias –que están impregnados por esos valores a pesar del paso del tiempo y muchas veces más con el paso del tiempo– resultarán “merecedores” de tratos especiales.
Replanteémonos nuestros valores hacia el AM
Asimismo, nosotros podemos plantearnos nuestros valores y ver cómo éstos repercuten en el trato a nuestros adultos mayores. Por lo pronto respondamos lo siguiente: ¿Valoro más el éxito personal que la unión familiar? ¿Valoro más una educación cosmopolita que la conservación de nuestra cultura? ¿Valoro más la nueva tecnología que ese conocimiento acumulado que los mayores poseen sin depender de dicha tecnología?
Sea donde sea que nos situemos hoy, pensemos en los valores que inculcamos a nuestros pequeños. Ellos, con esos valores, son los que mañana discernirán qué es importante y qué no. Manifestarán qué es esencial y qué no. Cuánto valor nos darán y cuánto nos facilitará el seguir siendo parte productiva, activa y relevante de nuestra sociedad con nuestros muchos años de juventud acumulada.
Por Camila Valdivieso
Gerontóloga