¿A veces piensas que hablar las cosas solo las empeora? 5 aspectos a los que debes prestar atención para tratar en familia.
Con o sin confinamientos, en persona, por teléfono o por videoconferencia, las familias a menudo intentamos «hablar las cosas», es decir, tomar decisiones y soluciones hablando con nuestros seres queridos y parientes. Y sin embargo, a pesar de que nos conocemos, muchas veces parece que «hablar no sirve de nada», que todo se queda en gritos, discusiones y malas caras, y una escalada de mal humor y rencores entre todos. Necesitamos aprender de los que saben dar buenos consejos para familias.
Puede suceder también -con otros síntomas- en el trabajo, o en el trato en la parroquia o con compañeros (trato peculiar, porque no va ligado a un sueldo, pero tampoco es con parientes).
José María Ferro Llaryora, psicólogo y psicoterapeuta de familia en Psicólogos Pozuelo, recomienda en un artículo en Hacer Familia, «hablar sobre cómo se habla». O mejor, pensar en cómo hablar mejor. Repasa 5 claves de la comunicación humana que ya enunció Paul Watzlawick y debemos tener en cuenta.
1. Primera clave: Todo comunica, también el callarse
Vemos que alguien ha leído nuestro mensaje de texto o whatsapp pero no nos responde. Ese silencio puede decir mucho. Un adolescente o un cónyuge puede encerrarse en el silencio o dar respuestas brevísimas («sí», «no»). ¿Qué significa cuando eres tú el que calla así? Pero, ¿significa lo mismo cuando el que calla es otro? Siempre podemos sentarnos juntos y preguntarle.
2. Segunda clave: no sólo importan los datos que se transmiten, sino la relación que tenemos
«No es lo mismo recibir una frase de idéntico contenido si nos la dice un amigo que nuestra jefa, ya que la relación que mantienen los interlocutores marcará su interpretación», señala Ferro. Los padres tienen autoridad sobre los hijos, los jefes sobre los trabajadores, pero los cónyuges son iguales. La relación es importante.
3. Tercera clave: cortar la lista de agravios, quién empezó
La comunicación se atasca con un repaso de los hechos (o supuestos hechos) que no ayuda a resolver nada:
¿Por qué has cogido mi estuche?
Porque tú me perdiste la semana pasada mi portaminas
Por mucho que lo digas es mentira, como lo de ayer con las galletas
Los hermanos pueden cortar esta escalada inútil diciendo: «No mezclemos las cosas que, si no, nos iríamos hasta la prehistoria».
Los padres pueden cortarla a los hijos diciendo: «Resolvedlo entre vosotros porque yo no sé qué ha pasado antes – o quién empezó». No se trata de hacer historia de agravios, sino de solucionar el problema actual.
4. Cuarta clave: hay palabras, y también gestos y otras señales a vigilar
No sólo importan las palabras exactas, hay otros elementos que comunican. ¿Con qué gestos acompañas tus palabras? ¿Habláis desde cerca, muy juntos, o mantenéis una larga distancia? ¿Hablas rápido? ¿Gritas… o el otro piensa que gritas?
«¿Con qué mensaje se queda un hijo mientras su padre le dice: «¡que no!» mientras sonríe? Habréis leído muchas veces que el 85% aproximadamente de la información con la que nos quedamos al comunicarnos es no verbal. Así que parece que le damos mucha importancia y por tanto es imprescindible cuidarla a nivel familiar si queremos que la comunicación sea efectiva, congruente y mucho más si queremos que sea afectiva», explica Ferro. El afecto muchas veces se comunica con gestos, tonos, ritmos… no con las palabras en sí.
5. Quinta clave: Complementariedad o simetría
«»Sal ahora mismo» no tiene el mismo significado si nos lo dice nuestro hermano (simetría) que si nos lo dice un progenitor (complementariedad). Y si es interpretado del mismo modo sería algo a trabajar a nivel familiar; como en cualquier organización humana. Imaginad el funcionamiento de un colegio si los alumnos confunden a los profesores con sus iguales».
La comunicación es algo complicado, incluso entre personas que se quieren y viven juntas desde hace muchos años, mucho más entre personas que se conocen poco. Es importante tener paciencia, pensar bien del otro y prestar atención a estas 5 claves.
Fuente: LaFamilia.Info.
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