Una patología oculta y poco comprendida que aún muchas personas no la consideran ni siquiera una enfermedad, por lo que resulta necesario hablar de la depresión.
Al hablar de depresión no nos referimos a estados de ánimo causados por problemas de la vida cotidiana, ni de la tristeza producida por un acontecimiento grave en nuestra vida. La depresión es un problema serio de salud que causa gran sufrimiento entre quienes lo padecen. Además, es más frecuente de lo que pensamos: más de 300 millones de personas en el mundo la sufren.
Reconocer qué es la depresión
La importancia de hablar de esta enfermedad radica en que uno de los principales obstáculos con los que se encuentran las personas que la padece es establecer un diagnóstico. Muchas veces no son correctamente diagnosticadas, así como otras que en realidad no lo sufren son diagnosticadas erróneamente y tratadas con antidepresivos.
La depresión tiene un efecto devastador en la vida de las personas, en su entorno laboral, familiar y de amistades. Sin embargo, no tiene está considerada como una enfermedad grave, que también puede derivar en muerte o tener efectos importantes en la vida de los pacientes.
Entendiendo la enfermedad
Es primordial hablar de esta enfermedad porque muchas veces quien no la padece le cuesta entenderla. Es difícil comprender por qué la persona depresiva no tiene ganas de vivir ni de sonreír, que sus hijos no sean motivo suficiente para ver la vida de otra manera. Que el amor de sus padres o su esposo no sirva para nada. Y las personas que los rodean llegan a un punto en que se cansan, los abandonan y a la depresión se añade el aislamiento. Por eso, en la atención de la depresión, al igual que a cualquier otra enfermedad mental, hay que adicionar la atención al entorno que debe convivir e intentar ayudar al enfermo.
Como recomienda la OMS, se debe explicar que las personas que sufren de depresión no tienen la culpa de este padecimiento, sino que la causa está en el cerebro. La depresión tiene causas ambientales, de herencia genética, disfunciones en la neurotransmisión cerebral, diferencias en la estructura cerebral, niveles de cortisol altos, entre otros.
La depresión en la actualidad
Hay que hablar de la depresión para evitar su estigmatización social y laboral, producida por su banalización y la falta de consideración a la hora de solicitar bajas laborales como enfermedad. Sin embargo, esta estigmatización viene definida básicamente por tratarse de una enfermedad mental, un concepto que asociamos al miedo, por considerar a quienes las padecen como personas “diferentes o extrañas”.
Por suerte la ciencia ha avanzado mucho en este campo y ha desarrollado tratamientos farmacológicos eficaces. A estos se les puede añadir una dieta específica o actividades que mejoran la calidad de vida de las personas que la padecen, como la musicoterapia, arteterapia, la actividad física u otras actividades que tienen efectos positivos.
La realidad es que hay que hablar de la depresión sobre todo, porque estamos hablando de personas enfermas que tienen una característica diferencial: sufren mucho e internamente, donde tanto su cerebro como su alma se ven afectados. Lo que puede conducirlos al suicidio, por lo que hay que recordar que no todas las personas que se suicidan quieren morir, más bien quieren dejar de sufrir.
Vía: Aleteia.org