En esta época entre tanto ajetreo no podemos olvidarnos de lo más importante: ayudar al prójimo.
Con frecuencia escuchamos, entre sorprendidos y asustados, cómo festejan hoy nuestros jóvenes; y como padres o educadores podemos creer que se ha perdido la fe y la esperanza.
Pero sí existe una celebración que los jóvenes todavía viven, en donde tienen en cuenta los grandes ideales como lo son la solidaridad, la esperanza y el amor, y esta es: Navidad.
Preparar los corazones
Los chicos empiezan a prepararse, sin darse cuenta, desde antes que aparezca el rojo y verde en las vitrinas. Algún tema en clases, la necesidad puntual por la que atraviese algún compañero o el programa de labor social estructurado de sus colegios. Estos son la “excusa perfecta” para despertar en ellos esas ganas de hacer algo por los demás, aunque sea de manera muy puntual.
Así, viven con gran ilusión el proceso de conocer el lugar que se va a agasajar (casi siempre una escuelita o guardería, pues disfrutan más con los niños más chiquitos… eso los hace sentir grandes). Ellos planifican la celebración haciendo rendir cada uno de sus talentos y comprometiéndose para que se haga una realidad.
Uniendo las manos
Es importantísima nuestra labor como padres y educadores para apoyar estos proyectos. Debemos darles espacios para que auto-generen los fondos necesarios para la celebración y ayudarlos si está dentro de nuestras posibilidades. Compartir con ellos experiencias parecidas de nuestra adolescencia, para así reflexionar juntos sobre lo que están viviendo, esto los animará a enfocarse en lo importante de esta linda época. Además, también reforzará en ellos aquellos valores de cada día desde la casa y el colegio tratamos de inculcarles para que se conviertan en hombres y mujeres capaces de preocuparse verdaderamente por su prójimo y mejorar nuestra sociedad.
Pues sin lugar a dudas, aunque son hijos de este mundo consumista, que mercantiliza la Navidad, también son hijos de Dios, de aquel que vino a traer el mensaje de amor y compartir para todo el mundo y ¡qué maravilloso es que se les note!
Por: Psic. Inés Cobo de Gilbert
Directora Ejecutiva Sir Thomas More