Un programa que busca capacitar en habilidades técnicas y humanas a jóvenes entre 17 y 19 años. Los jóvenes durante sus talleres de capacitación.
Además de brindar talleres de habilidades para la vida, los chicos aprenden negociación, bodegaje, ventas y computación.
Al momento de contratar nuevos empleados, las empresas suelen preocuparse por buscar candidatos con un perfil específico que se acople a las necesidades del trabajo. Dichas necesidades varían según el cargo a desempeñar. Sin embargo, la mayoría de empresas coinciden en que las capacidades técnicas pueden ser aprendidas pero las humanas no.
Tras conocer esta realidad, la fundación Children International decidió implementar un programa que busca relacionar a jóvenes con habilidades humanas y técnicas. Esto les ayudará a tener más oportunidades de obtener un trabajo.
“Hacia el empleo” es un programa creado hace tres años en la India y desde marzo capacita a chicos en Ecuador. A la convocatoria pueden acudir jóvenes entre 17 años y medio y 19.
Yadira Rivera, coordinadora del proyecto, asegura notar grandes cambios en la mayoría de los 148 jóvenes que se graduarán el próximo 18 de enero.
“Cuando comenzamos habían chicos muy introvertidos. Ahora se expresan mucho mejor y vencen temores como el de conversar. Su autoestima y la visión de ellos mismos se fortalece”, dice.
Las capacitaciones en valores y destrezas humanas son tomadas con mayor énfasis, ya que las empresas buscan gente con valores. “En nuestro estudio de mercado, pudimos constatar que las empresas prefieren a alguien honesto y con valores que alguien experto técnicamente. Lo primero no es fácil de enseñar, lo segundo sí” explica Elizabeth Orellana, Directora de la agencia en Guayaquil.
Al terminar el año de aprendizaje, los jóvenes participan en concursos para las empresas que soliciten nuevos vacantes. “De ahí en adelante ellos forjan su futuro. Sin embargo, les damos soporte para seguir capacitándose”, afirma Yadira.
Un programa con padrinos
Children International es una organización humanitaria para el desarrollo mundial, con presencia en once países de América, Asia y África. Sus programas de desarrollo integral, se enfocan en la salud y educación de la juventud.
La fundación se sustenta por medio del apadrinamiento de sus miembros (niños desde dos hasta nueve años). Un padrino es un benefactor voluntario que aporta $25 mensuales para uno de los niños de la fundación. El apadrinamiento culmina cuando el apadrinado cumple 19 años.
“No suplantamos al sujeto social (ministerios o entidades públicas). Nosotros velamos por que los chicos vayan al colegio y tenemos programas de tutorías donde un joven apadrinado es capacitado para ayudar a sus compañeros menores con sus tareas”, afirma Elizabeth Orellana, Directora de la agencia en Guayaquil.