Varias familias tienen una Semana Santa diferente, lejos de ser unas vacaciones, son una oportunidad para llevar amor y la palabra de Dios a distintas partes del país.
Existe una canción católica de Fernando Leiva que dice: “tres cosas tiene el amor que no se pueden olvidar, que Dios nos amó primero, que hay que darse por entero y ponerse a caminar”. Sin duda, esto es lo que hacen las familias misioneras de la Rama Familiar del movimiento apostólico de Schoenstatt, en su apostolado de evangelizar familias con sus familias.
Corría el año 2012 y varias familias, bajo la dirección del Padre Patricio Ilabaca, decidieron hacer sus primeras misiones, donde se dieron cuenta que esta vivencia marcaba sus vidas. Además, que había mucho trabajo por hacer en nuestro país.
El primer destino: la parroquia rural San Plácido en Manabí, donde se estimó un tiempo tres años en misión, para luego buscar un nuevo lugar. El Padre Wilber Vélez, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Lourdes, menciona que tuvo la bendición de recibir del 2012 al 2014 a las misiones familiares, siendo esta una experiencia realmente hermosa y que aportó muchísimo a la comunidad cristiana local. “Ver a papá, mamá e hijos de casa en casa llevando la buena nueva de Dios, en participación activa de la parroquia, llenó a mis feligreses de mucha vitalidad y alegría”.
Al primer año de misiones fueron 9 familias, con alrededor de 60 personas. Para el cuarto año la misión se multiplicó y luego de ir tres años seguidos a San Plácido, un grupo de familias escogió Pimocha en la provincia de Los Ríos y otro grupo a la comuna Juntas del Pacífico en Guayas, con el fin de dar más cabida a las familias que deseaban sumarse a este apostolado. Actualmente se continúan las laboras en San Plácido dado que por el terremoto del 16A la iglesia se derrumbó y se necesita su completa reconstrucción.
Muchas son las familias que han vivido la experiencia de ser misioneros y su objetivo es llenar de alma al mundo con su lema: “ven a construir la alegría de ser familia”, así algunas familias nos dan el testimonio sobre sus vivencias.
Familia Castelblanco Álvarez:“¡Es nuestra mayor alegría del año!” |
Por: Ingrid Abad
Mg. Desarrollo de la inteligencia y educación