Después de terminar una relación y pasa el tiempo… ¿es probable o no lograr tener una amistad con tu ex?
La amistad entre dos personas que han mantenido una relación amorosa es posible, pero resulta muy difícil mientras las heridas no han cicatrizado. Al finalizar la relación, probablemente quedar como amigos sea la intención, pero el contacto con un ex suele ser origen de sufrimiento. Por eso, por lo menos durante un tiempo, es preferible mantener una distancia. Y de hecho, hay muchas razones que desaconsejan una cercana amistad con tu ex.
Hay que aceptar la realidad y adaptarse a la nueva situación
El final de una relación sentimental es generalmente doloroso. Requiere de un proceso de duelo en el que se asimile la separación y se curen las heridas. Tras la ruptura, la vida de ambos puede cambiar muchísimo: planes, grupos de amigos comunes, sitios que frecuentabais, rutinas diarias… Y todos esos cambios necesitan ser asumidos con un periodo de aceptación y adaptación.
Si se mantiene la distancia tras la ruptura, queda claro que se ha producido esa separación, y aprendemos a aceptar las consecuencias. Por el contrario, mantener el contacto puede confundir sentimientos.
Tras la ruptura, uno queda más herido que el otro
Cuando la relación termina, aunque uno suele quedar más herido que otro, las dos partes pueden estar interesadas en continuar la relación. Esto puede ser por diferentes motivos:
Quien abandona prefiere mantener una buena relación con la persona a la que ha querido y por la que siente cariño.
La parte abandonada puede intentar mantener el vínculo con la esperanza de que, en algún momento, pueda resurgir el enamoramiento.
Fuente de conflictos
Si se mantiene una amistad demasiado cercana, la esperanza de recuperar la relación por alguna de las partes puede provocar conflictos, al comprobar que no va a suceder. Lo único que consigue esta cercanía es profundizar en el dolor.
Es necesario recuperar tu identidad
Cuando te separas de una persona, es necesario centrarte en tu situación, en tus necesidades, tus amistades, tu familia… y recuperar los planes que hacías, o planear los que vas a hacer a partir de ahora para cubrir todos los espacios vacíos. El contacto con esa persona hace que esta reconstrucción resulte imposible.
Manifestaciones de afecto que ahondan la herida
Cada tipo de amor tiene una manera de manifestarse, y de “amigos” no se tienen las mismas manifestaciones que “de novios”. Cuando se pasa a la amistad, se tiende a manifestar el cariño como se hacía antes (besos, abrazos, caricias, etc.). Esto incrementa las dudas: al que sigue enamorado le invita a pensar que el otro pueda sentir lo mismo, y el que no está enamorado empieza a pensar que quizá está así porque se ha equivocado al dejarlo.
La atracción preexistente nos enreda en una aventura emocional y física que tiene nefastas consecuencias. Al intentar evitar al otro sufrir y manifestarle cariño de forma inadecuada, estás ahondando en la herida.
No es sano conservar la amistad con un ex cuando este contacto esclaviza
Puede esclavizarte cuando eres el que queda más dañado, por mantener la esperanza constante de recuperarlo. Pero este contacto también puede esclavizar a quien ha dejado la relación ¿Cómo? Cuando el que deja propone mantener la amistad, lo que pretende, generalmente, es no hacer daño a la persona con la que ha compartido esa relación. Pero podría ocurrir que, en cuanto muestre interés por otra persona, el/la ex boicotee sus nuevas inquietudes, con explosiones de celos, mensajes, llamadas, miradas… Esto suele acabar mal.
Por lo dicho, es necesario romper del todo: no tener detalles en fechas señaladas, ni contarle nuevas relaciones, ni invitarle a cenar… Todas estas actuaciones supondrán un recordatorio constante que atará a la persona a su pasado, dificultándole recomponer su vida. Tanto si se desea mantener una relación de amistad como si se decide retomar la sentimental, hay que esperar un plazo de tiempo prudencial separados para poder superar la ruptura, desintoxicándose de los vicios adquiridos. El tiempo todo lo cura, y después … ¡Dios dirá!
Pero, mientras tanto, recuerda: evita la frase “quedamos como amigos”.
Escrito por: Natalia Barcaiztegui, vía amafuerte.com
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