La constancia es una virtud que, si logramos tener, nos permitirá alcanzar nuestro más grande potencial, en la vida diaria y espiritual.
Es tiempo de poner en práctica la virtud de la constancia, misma que te ayudará a vencer cualquier mal hábito y sacar la mejor versión de ti; ya que sin la constancia, es imposible llegar a la cima.
Cada día es un nuevo comienzo y una oportunidad para vencer nuestras batallas. Quizás te has propuesto iniciar nuevos proyectos o te has fijado nuevas metas. A medida que el tiempo pasa, nos empieza a resultar complicado o aburrido, dejando a un lado nuestros objetivos, por falta de constancia.
Podemos decir que la constancia es la que nos ayuda a alcanzar cualquiera de las otras virtudes que podemos proponernos, puesto que un camino sólido hacia lo que queremos alcanzar se construye solo con la constancia. En el camino encontraremos dificultades de todo tipo, por ejemplo: si tu meta es ser puntual, quizás tu primer batalla del día sea levantarte a la primera vez que suena tu alarma.
Por ello es importante tener un enfoque claro. Dice el venerable padre Tomás Morales que «sin constancia, los valores humanos se atrofian. No se desarrollan, ni se sobre naturalizan».
Nunca cansarse de estar empezando siempre
Aunque tendremos varios contratiempos -tales como el cansancio o la frustración al no ver resultados pronto- recuerda lo siguiente: una gota que cae constantemente en el mismo lugar, logra perforar la superficie. Esa es la maravilla de ser constantes, pues la suma de todos los esfuerzos se verán reflejados en un gran resultado.
El típico dicho de «no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy» se puede traducir en que no es necesario tener grandes ideas, lo que importa es que realices hoy mismo las que tienes en mente y a tu alcance.
No solo se trata de iniciar las cosas, sino también de concluirlas porque, gracias a la desmotivación, solemos cambiar de actividad o dejar ese libro que estábamos leyendo para empezar otro.
Cuando la falta de motivación llegue a tu camino recuerda esta frase del Venerable Padre Tomás Morales, quien ante todo dijo: «Nunca hay que cansarse de estar empezando siempre».
Disfrutar el proceso
Es más fácil proponernos una cosa a la vez que muchas al mismo tiempo. Esto solo te traerá agotamiento mental, físico y emocional, así como desconcentración, entre otras cosas.
Para F. Foch el secreto de la victoria está en querer pocas cosas a la vez:
«Querer pocas cosas a la vez, pero quererlas a cualquier precio; ahí está el secreto de la victoria».
La paciencia todo lo alcanza
Si queremos perseverar en cualquier cosa que nos propongamos para alcanzar un bien mayor, la paciencia debe de estar presente. Dice santa Teresa de Ávila, «la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta, solo Dios basta».
Por lo que incluyendo a Dios en tus metas y proyectos, Él te ayudará a sacar esa mejor versión de ti en la que buscas convertirte.
Grandes pensadores, deportistas, autores, entre muchos ejemplos más, han logrado alcanzar el éxito gracias a la constancia. Tal es el ejemplo de Thomas Alva Edison, quien a los ocho años tuvo que abandonar la escuela debido a que sus profesores pensaban que no era un buen estudiante, por ser muy distraído; hoy lo reconocemos como uno de los inventores y científicos más importantes de la historia.
Escrito por: Karen Hutch, vía Aleteia.
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