Un enfoque preventivo para la higiene mental basado en la disciplina y los hábitos positivos. ¡No olvides compartir!
De acuerdo a la Federación Mundial para la Salud Mental, la higiene mental es “un estado que permite el óptimo desarrollo físico, intelectual y afectivo del individuo en la medida en que ello no perturbe el desarrollo de sus semejantes”. Crow y Crow (1969) señala que la higiene mental es “la ciencia que se encarga del bienestar del individuo y está presente en todas las áreas de las relaciones humanas”.
Por lo consiguiente, la higiene mental se asocia a múltiples factores psicológicos, sociales, y situaciones estresantes, pero también, incluye el modo de vivir desde la falta de disciplina y los hábitos adquiridos negativos o no saludables.
Por ejemplo, si una persona quiere desarrollarse en sus “aptitudes” o habilidades y no aprovecha esas capacidades que tiene desde el trabajo constante, el orden, la disciplina y los buenos hábitos, tiene el riego de fracasar, provocando una “actitud” que no le ayuda a su higiene mental y que va en contra de su propia tranquilidad.
La prevención del equilibrio entre la salud y el bienestar nos compromete a revisar los “hábitos”, los cuales nos ayudan a concretar acciones y nos ayudan a aplicar estrategias para promover una mejor calidad de vida.
El diccionario de la Real Academia Española de la edición del tricentenario, actualización 2021, define la palabra “disciplina” como “doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral” y define la palabra “hábito” como “un modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas”.
La disciplina real
La verdadera disciplina es la aplicación de un conocimiento constante a través de una acción, que implica esfuerzo humano, la cual debe ser entrenada y tiene que estar implícita la voluntad. Por ejemplo, estudiar o trabajar implica levantarse temprano, organizarse con los horarios y cumplir una agenda de la mejor manera, pero estos esfuerzos o sacrificios generan posteriormente gratificación.
Tanto la disciplina, como la incorporación de hábitos positivos, son conductas aprendidas que aportan en la higiene mental de las personas. El hábito se basa en el entendimiento “sabiendo que voy hacer”, en la capacidad “cómo lo voy hacer” y en la motivación “por qué lo voy hacer”.
¿La disciplina y los hábitos motivan a un mejor estilo de vida?
La disciplina equilibrada y sin caer en patrones de excesos, basada en la constancia y el orden, ayudan a la autoestima, a la autoconfianza y al bienestar emocional, mejorando y motivando a un estilo de vida más sano, ya que nos ayuda a la ejecución de actividades cotidianas, al logro de objetivos y metas personales, así como, a controlar los impulsos e impedir postergar acciones productivas, evitando la pereza, el desorden, la pérdida del tiempo y de oportunidades. Por el contrario, la falta de disciplina y de hábitos saludables, desmotivan a las personas.
El influjo de la disciplina y los hábitos en la vida de los seres humanos
A veces creemos que los demás tienen habilidades excepcionales, pero es más que eso, es la disciplina la que impacta en los resultados, puesto que los talentos o habilidades se cultivan a través de la disciplina. Hay que tomar acciones por más simples que sean, porque nos dan ventajas en la vida cotidiana.
El hábito es adiestrar al cerebro a llevar a cabo reiteradas actividades hasta que se vuelvan costumbre. Todos los seres humanos tenemos hábitos buenos o malos. Estos son acciones que realizamos con frecuencia, posteriormente se termina haciendo automático. Es importante rescatar, que, si el nuevo hábito se basa en un valor fundamental para la persona éste influye sobre la manera de pensar y actuar haciéndosele menos pesado adquirirlo. Los hábitos definen, o condenan a las personas, ya que se convierten en una forma de vivir.
¿Por qué sigue y seguirá siendo imprescindible la disciplina y los hábitos positivos en cualquier siglo y contexto?
Desde acciones habituales positivas una persona puede desarrollarse en diferentes ámbitos de su vida, como, por ejemplo:
- Progresar y perfeccionar los aprendizajes desde cualquier nivel educativo.
- Crecer personalmente alcanzando sus metas y hacer desarrollar a los demás.
- Ser mejor pareja, porque contribuye a la relación sentimental, caso contrario, si se descuida su disciplina y no tiene hábitos positivos afecta directamente la relación, pudiendo incluso alterar la salud emocional y mental de sí mismo y de su pareja.
- También ser mejor padre/madre, porque no hay mejor forma que enseñar con el ejemplo y guiar a sus hijos.
- Ser productivo y sostenible laboralmente.
6 acciones para ser más disciplinados y desarrollar hábitos positivos
1. “Autoconocimiento y Aceptación”, considerar y tomar consciencia de cómo está su disciplina y hábitos actuales. Es necesarios reconocer las potencialidades y limitaciones.
2. “Trabajar en la voluntad y actitudes”, comprometerse consigo mismo para incorporar nuevos hábitos.
3. Realizar una lista de qué hábitos positivos incorporar (trabaje un hábito a la vez, durante cuatro semanas), enumerando las razones de porque desarrollarlos y anotar los “beneficios reales” a corto, mediano y largo plazo. Es necesario deshacerse de las “fantasías” que no lo dejan crecer, sea concreto y accione.
4. Renovar los pensamientos intercambiando los hábitos malos o negativos por los hábitos buenos o positivos.
5. Graficar todo lo que puede conseguir con disciplina y hábitos saludable en su vida.
6. Poner en marcha los nuevos hábitos positivos, para posterior evaluar sus logros.
¿Qué hábitos positivos se puede incorporar y en qué tiempo?
Para mantener una higiene mental adecuada, además de dormir ocho horas diarias, contar con las horas de trabajo o estudio, hacer una actividad amena y disfrutar las tres comidas del día sin prisa, masticando bien y saboreando los alimentos, hay que considerar que el día tiene veinticuatro horas y si nos organizamos podemos ser más disciplinados e incorporar hábitos positivos por los menos cuatro veces en la semana, para preservar la higiene mental:
- Treinta minutos para leer.
- También treinta minutos para hacer ejercicios.
- Treinta minutos para ordenar las cosas y los pendientes ya sea de los estudios, hogar o trabajo.
En conclusión, el ser humano es lo que piensa y hace repetidas veces, es preciso erradicar hábitos innecesarios e insanos, ya que limitan e impiden progresar, por ello hay que reemplazarlos por hábitos sanos y positivos desde la voluntad y la actitud, para preservar la salud mental, la calidad de vida y la del entorno.
Escrito por: Silvia Cordero Encalada
Psicóloga Clínica
Mgs. En Desarrollo de la Inteligencia y la Educación
Cel: 0991769298
Email: emdicconsultores@gmail.com – silviacorderoe@hotmail.com
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