Tanto la familia como las instituciones educativas, deben actuar para prevenir la proliferación del consumo de drogas.
La importancia de lo que dicen los estamentos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las naciones Unidas (ONU) en el capítulo referente a las drogas cita: “el mayor factor de riesgo para una sociedad de consumo es la juventud”. Quiero destacar que en ningún momento hace o realiza algún juicio de valores y/o diferenciación de clases sociales y luego subraya que debemos preguntar a ellos cómo quisieran que manejemos la problemática de las drogas.
Si la mayor concentración de jóvenes está en los colegios, significa que nuestra capacidad preventiva debe estar apuntando hacia ese segmento para focalizar nuestras estrategias. Implica mucha claridad en las unidades educativas para tratar sin tabú y represalias al tema, que cada vez se vuelve más común entre los jóvenes.
La estadística dice que uno de cada diez jóvenes entre los 12 y 17 años consume con regularidad los fines de semana alcohol y drogas, esto representa al 10% de nuestra juventud.
Si nosotros, los adultos, no nos sintonizamos en la frecuencia de los jóvenes, ellos automáticamente cerrarán todos los canales de comunicación y este factor facilitará el consumo de cualquier sustancia nociva para su salud.
Las unidades educativas deben prepararse, con prevención a través de talleres, charlas, testimonios, y sobre todo dando información sobre la verdad de las drogas. De esta manera se ayuda para que el 42% de jóvenes que iban a consumir no lo hagan.
Los estudiantes sostienen que encuentran droga con mucha facilidad, ya que se juntan siempre entre los pares y la comercializan -en la mayoría de los casos- en los baños, patios, recreos o a la salida del colegio.
Las características más notorias por medio de las cuales podemos identificar si nuestros hijos están inmersos en este mundo son:
- El rendimiento escolar disminuye
- Cambia el grupo de amigos (amigos raros que llaman la atención)
- Pasan mucho tiempo retraídos en el cuarto
- Empiezan a encontrarse utensilios raros en los cajones
- Discuten cualquier autoridad que signifique llamada de atención
Cuando nos preguntamos cómo deberíamos tratarlos, los chicos tienen las respuestas. Ellos sostienen que no se los expulse ni se los separe de su salón de clases. Al contrario, luego de clases pueden recibir una hora diaria de charlas, terapias y un espacio de compartir en donde se hable con ellos sobre las drogas. Debe destacarse que casi siempre existe un trasfondo emocional, el cual debe de ser manejado por psicólogos.
Los jóvenes mantienen mucha información equivocada sobre la sexualidad y el consumo de las drogas, ya que otros jóvenes les transmiten que producen mucho placer, pero no miden las consecuencias más graves.
En casa siempre debemos hablar con la verdad y la comunicación es una de las herramientas que nos ayudará a prevenir futuros imprevistos con éste y tantos otros temas que acosan a nuestra juventud.
Por Antonio Rimassa Chiriboga
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