No solo se hizo un análisis de cómo está la familia, sino que también lanzaron propuestas interesantes.
A lo largo de dos años, la Iglesia Católica estuvo reflexionando sobre los retos que enfrenta la familia, conociendo el papel trascendental que ésta tiene para que cualquier sociedad siga en pie.
El documento que han difundido sobre las conclusiones del Sínodo es sumamente esperanzador, pues se tomaron en serio lo que la familia significa, los obstáculos que hoy afronta; pero, sobre todo, las áreas de oportunidad para lograr tener cada día mejores y más sólidas familias. No solo se concretaron en solo hacer el análisis, sino que también lanzan una serie de propuestas.
Aunque algunas personas tengan la percepción de que la familia se está yendo a pique, muchas otras saben que no es así; como en todo, cada quién “habla de la feria según le va en ella”. Y aunque algunos jóvenes se conduzcan con cierta incongruencia, muchos afirman que la institución en la que más confían es la familia. Por otro lado, vemos una disminución en el número de matrimonios, pues los mismos jóvenes están optando por cohabitar sin casarse.
Pues bien, la Iglesia ya tiene muy claro que para acoger a la familia se necesita una mirada de comprensión, sobre todo si ésta atraviesa por realidades dolorosas como la soledad o la ruptura, ejemplo que todos debemos adoptar.
Los jóvenes necesitan ver el testimonio de las cosas buenas del matrimonio y la familia, por ello el Sínodo ha invitado a que las familias veteranas se involucren con las más jóvenes.
Se ha insistido en que la formación para las futuras parejas es fundamental, pero que esta formación se tiene que dar desde la tierna infancia y para ello el testimonio de las parejas más maduras es pieza clave, como diría Paulo VI: “El mundo no necesita maestros, sino testigos”.
Pues justo eso, los que ya llevamos algunos años de matrimonio tenemos el serio compromiso con los cercanos, y con la sociedad en su conjunto, de testimoniar nuestra realidad.
Hoy los niños y los jóvenes no necesitan que les digamos cómo ser mejores parejas para ser mejores padres o esposos, lo pueden leer en el internet a solo un click. Los jóvenes necesitan ver el testimonio de las cosas buenas del matrimonio y la familia, por ello el Sínodo ha invitado a que las familias veteranas se involucren con las más jóvenes, actuando con discreción, pero sobre todo con cariño, para ser un faro que les ayude a resolver los clásicos problemas de inicio de cualquier matrimonio.
También es un deber de los padres dar formación y educación sexual a los hijos, educar para lograr una afectividad estable es directamente proporcional a la felicidad y duración de un futuro matrimonio. Y formar la conciencia nos ayuda a entender. Es de gran valor también ver que en muchas familias se tiene una gran apertura a la vida, y cómo entre unos y otros se apoyan para cuidar de los menores o atender a los enfermos.
Por: Ivette Laviada