El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro explicó que no hay cristianos “de primera, de segunda y de tercera”. “Somos discípulos de Cristo todos aquellos que hemos sido bautizados y tenemos la vida del Señor en nuestra vida. Y tenemos que ser consecuentes con esa vida que tenemos”, afirmaba al ser preguntado por la cuestión de los divorciados durante la conferencia Antropología y valores en la construcción de la democracia en el Palacio de la Magdalena de Santander, dentro de la programación cultural organizada por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) 2015.
En su respuesta explicó que se celebrará un Sínodo dentro de muy poco y que el problema real es “estemos al lado de todos los seres humanos, estén en la situación que estén, y que todos los que son creyentes y por diversas circunstancias tuvieron que tomar una decisión en la vida, que sepan que son miembros de la Iglesia y que la Iglesia también los necesita”.
Anteriormente, el arzobispo de Madrid centró su intervención en la cultura del encuentro, la que explicó es la auténtica seña de identidad del Papa Francisco. En este sentido, y como el curso en el que se englobaba la conferencia estaba centrado en la política, aseguró que los casos de corrupción que hay hoy, en general, son un pecado que grita al cielo.
Para erradicar la corrupción, propuso paciencia, transparencia y lealtad, así como vivir una ética real.
En su intervención esbozó algunos aspectos éticos de la democracia. Por ejemplo, dijo que no habrá regeneración política sin rearme ético, destacando el respeto máximo de la Iglesia al sistema democrático. Consideró que es posible la acogida de la opinión del diferente, y recordó que la Doctrina Social de la Iglesia señala que el relativismo ético es una de las amenazas de la democracia.
Según resaltó, una democracia sin valores se convierte con facilidad en totalitarismo. Por el contrario, la democracia debe ser respetuosa con los derechos y los deberes, así como con las creencias religiosas en general, ya que la dimensión de lo religioso es constitutiva del ser humano.
Es triste que Europa sea una solamente para lo económico, pero no para cantar la belleza en otras dimensiones, analizó monseñor Osoro que insistió en las cuatro estaciones a las que se refiere el Papa Francisco en el Año de la Misericordia: no condenar, perdonar, no juzgar y dar. Por eso, advirtió que introducir en estos momentos la cultura del perdón en el ámbito de la política no sería poca cosa.
Vía Aleteia