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Etiquetar a las personas, en especial a los niños, genera juicios de valor que coarta su personalidad, al focalizarla en una sola de las características que definen al pequeño.

Cuando los adultos se refieren a los niños destacando alguna de las conductas repetitivas, molestas, mal vistas socialmente o en las que destacan, lo que hacen es usar etiquetas.

Llorón, torpe, el mejor, el guapo… Este tipo de calificativos que usan los adultos para referirse a los niños acaba por ser su apodo. A pesar de hacerlo sin mala intención,el niño se encasilla. Además, llegará a asumir que es así y nunca será capaz de cambiar debido a que se siente limitado por sus defectos o habilidades.

Tipo de etiquetas

Existen diferentes tipos de etiquetas:

Etiquetas negativas: con ellas se censura y desaprueba al niño. Contribuyen a que la autoestima del niño sea baja. Este tipo de etiquetas se definen con calificativos como: “gordo”, “vago”, etc.

Etiquetas positivas: son las que aprueban de manera exagerada alguna habilidad del niño. Este tipo de etiquetas afectan al niño. Muchas veces este no será capaz de llegar a la altura de lo que se pretende que llegue. Lo que vive un niño con una etiqueta positiva es que para conseguir la aprobación de los que le rodean ha de renunciar a otras parcelas de sí mismo para conseguirla. Su autoestima se sostiene en función de los juicios que recibe del exterior. Se definen por calificativos como: “eres el mejor”, “el más guapo”, “el responsable”, etc.

Etiquetas con doble sentido: son aquellas con connotaciones negativas pero que se dicen con orgullo. Palabras como: “bribón”, “diablillo” son las peores etiquetas ya que llevan implícito un mensaje contradictorio, ya que algo que se clasifica como negativo es valorado y ensalzado por los adultos.

Consecuencias de etiquetar a los niños

Las etiquetas tienen un carácter muy poderoso ya que los niños actúan en consecuencia de las expectativas que los adultos depositan en ellos. Si los padres esperan que el niño haga algo bien, los pequeños lo harán. Si, por el contrario, los padres no esperan que lo hagan bien, no lo hará. Por eso, es necesario que los adultos dejen de lado el uso de las etiquetas ya que los calificativos que usen para referirse a los pequeños pueden condicionar su conducta.

Su uso es realmente grave para el desarrollo de su personalidad, además de ser peligroso para su autoestima. Se genera en el niño problemas de identidad. Sobre todo cuando se usan para resaltar defectos físicos o de comportamiento. Esto hace que el niño adopte un estilo de vida con un sentimiento de inferioridad.

¿Qué pueden hacer los adultos para no etiquetar?

Los adultos de referencias para el niño como pueden ser: los padres, familiares de su entorno y los profesores deben hacer todo lo posible para evitar el uso de calificativos que etiqueten el comportamiento de los pequeños.

  • Hacer que el niño se sienta escuchado y comprendido por su entorno.
  • Enseñar a que el pequeño sepa manejar sus emociones.
  • Que aprenda a comunicarse asertivamente.
  • Evitar el uso de apodos al dirigirse a los miembros de la familia.

Vía Ser padres

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