La situación del Estado Islámico avanza a un grado que podríamos fácilmente definir de: amenaza mundial, y ante esta situación vale la pena plantearnos un tema en concreto que es, ¿de qué se le puede culpar a Occidente con respecto a esta rebelión musulmana directa y frontal?
Recuerdo hace un par de años haber escuchado a un catedrático de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, decir que los musulmanes y su proselitismo religioso han avanzado – y siguen avanzando – a pasos agigantados en el Occidente, y que a este punto, llegará un momento en que, dentro de 10 años estaremos invadidos de musulmanes, empezando por el Continente Europeo… no han pasado ni cinco, y la verdad veo más cercana esa realidad que antes. Y la pregunta que todos se hacen es: ¿Cómo ha llegado a suceder esto?
La bandera “laica”
Ciertamente España – por coger una muestra del Continente Europeo – ha ido escalando en sus políticas laicas, que poco a poco han tratado de sacar a Dios y a la religión de los ámbitos públicos, desde la enseñanza educativa, hasta los signos religiosos. Sin embargo, lejos de considerarse esto como una victoria para los que no soportan ver una cruz porque se sienten “discriminados”, es un desacierto al momento de reconocer la identidad de todo un pueblo que nació bajo la Cruz y se crió en procesiones y rosarios. Esta necesidad desenfrenada e irracional de proclamar que la identidad de España está desligada de la religión y de la Iglesia Católica propiamente, lleva a una pérdida de identidad y a un desconocimiento e indiferencia de la Historia Universal.
Como éste, hay muchos ejemplos de países, ciudades y pueblos que han nacido bajo el nombre de un santo católico o como consecuencia de la expansión del Cristianismo, cuestión que, aunque se pretenda hacer una barrida histórica de cualquier rastro de la Iglesia en la construcción de la civilización occidental, no deja de ser visible y palpable la identidad católica de occidente. Sinceramente, me cuestiona entre risa y tragedia, cuando un universitario despotrica contra la Iglesia, alegando que es contraria al avance científico o a la investigación, cuando ha sido el Cristianismo quien instauro el sistema universitario, tutelo las investigaciones científicas y salvaguardo todo un tesoro histórico e intelectual cuando los bárbaros barrieron con todo lo que encontraron a su paso.
La identidad católica como defensa de la islamización
Muchas personas hablan de la Conquista Española como el “asesinato cultural” más atroz por haber arrancado a los pobres nativos de su cultura. Sin embargo, mucho se repite pero muy poco se sabe de fondo. No pretendo profundizar la historia de la Conquista Española, sino dejar claro el hecho de que, de no haber sido por la llegada de la fe católica, hubiésemos continuado asesinando humanos en pilas sacrificiales, sacándoles el corazón en muestra de gratitud al “dios sol”. Por otro lado, quienes alegan la “necesidad” de deshacerse de la identidad católica de un pueblo, no comprenden que no existe sociedad alguna que carezca de una cultura y de una identidad, de tal manera que, si no es la identidad católica, pues debe haber otra cosa que lo sustituya… y en cuanto a esto, hasta ahora no ha habido ningún país que haya tenido éxito a nivel social, político y económico, deshaciéndose de la identidad cristiana en su plenitud. Más bien, por todo lo contrario, valdría la pena recalcar el alivio que ha significado para Albania la visita del Papa Francisco, después de haber sido testigos y mártires de una Constitución atea.
¿Qué ha hecho Occidente?
Pues muy fácil, desligarse de sus raíces cristianas y abrir las puertas a la islamización progresiva, aduciendo un estado laico que a cada paso, da cada vez más que desear a nivel ético y moral. El fruto de querer desligar a la religión de la historia e identidad de los pueblos, es el relativismo moral, del valor de la vida y de los conceptos fundamentales de sociedad.
Hoy en día, lo que prima es “darle el contento” a las minorías en pos de ganar un par de votos, y poder lucirse como tolerantes e inclusivos. Y bajo esta misma bandera, se legaliza el aborto, la eutanasia infantil, las uniones homosexuales y un largo etcétera, que lejos de llamar a la consciencia social, termina por relativizar más el bien objetivo y las bases fundamentales de una sociedad sana.
Ante este panorama… la islamización de Occidente no es un mal del que haya que sorprenderse, sino una consecuencia de nuestra tibieza y pasividad, ante un relativismo que avanza y facilita la desnaturalización y distorsión de la identidad de Occidente. Mientras nuestras autoridades políticas sigan pisoteando la identidad cristiana que caracteriza a nuestros países, pues la islamización – sin querer ser alarmista – es, sino próxima, al menos más acelerada de lo que se preveía.
Por: Steven Neira
Twitter: @stevenneira