Hoy en día los niños, adolescentes y jóvenes prefieren los móviles y videos a leer libros… entonces ¿la batalla entre la tecnología y los libros ya se decidió?
La lectura puede ser considerada una diversión “pesada”, pero como tantas otras cosas difíciles de obtener, vale la pena.
Aún cuando siguen siendo pequeños, hacer que un niño adquiera un amor por la lectura es un trabajo duro que frecuentemente no rinde frutos. Incluso cuando los padres se han preocupado de inculcar en ellos el hábito de la lectura, es difícil ayudarlos a mantener la costumbre a medida que van creciendo.
Los beneficios de la lectura son muy conocidos; es una distracción saludable, combina el entretenimiento con la enseñanza y aumenta la capacidad de análisis y razonamiento. Pero aunque conocemos que es ventajosa, hay aspectos de la sociedad moderna que hacen más difícil que ellos amen la lectura; entre ellos, el constante uso de medios tecnológicos de entretenimiento.
Juegos, videos o redes sociales, las opciones que ofrece la tecnología tienen una característica que los niños sienten que los libros carecen: diversión inmediata. Aunque no es cierto en todos los casos, la mayoría de los libros establecen al comienzo, por medio de varios recursos, una base sobre la que luego se desarrolla la historia, por lo que una novela puede parecer inicialmente menos satisfactoria de lo que en realidad es.
La realidad
Si estás acostumbrado a leer, estas introducciones no suponen un reto e incluso puedes llegar a disfrutar el obtener información sobre un lugar o una situación antes desconocida. El problema se presenta cuando pierdes la paciencia y tranquilidad necesaria para hacer esto.
Los menores frecuentemente crecen rodeados de las diversiones instantáneas que ofrece la tecnología, por lo que se les dificulta parar y dedicar el tiempo que se necesita para crear un hábito hacia la lectura.
Si tuvieras siempre al alcance de la mano una manera segura de divertirte al momento, ¿para qué invertirías tiempo en un medio más anticuado de entretenimiento? Este es el dilema al que se enfrentan los niños que no encuentran motivación para buscar los placeres de la lectura.
Mientras nuestro mundo y las sociedades se vuelven más acelerados, se vuelve común dejar a un lado todo lo que consuma tiempo y no dé resultados inmediatos; este problema se refleja en incontables ámbitos y es importante que se intente hacer cara a este tema cuando podamos hacerlo. La lectura puede ser considerada una diversión “pesada”, pero, como tantas otras cosas difíciles de obtener, vale la pena.
Por: Ana Cristina Camacho.
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