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Dejar a un lado toda ocupación y ser esos novios que siempre soñaron ser, los esposos necesitan tiempo para dedicarse el uno al otro.

 

Cada día, es más común escuchar de matrimonios que desean “abandonar el partido en la mitad de tiempo”: se separan porque la crisis de su relación se les ha vuelto intolerable. 

Pero esta ruptura no llega de un día para otro. Seguramente tiene su origen muchos años antes, cuando siendo novios no tenían claridad de para qué se casaban.

Esto es lo que conversamos con Carlos Camean, experto en convivencia conyugal, Director del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral
de Argentina, quien estuvo en Guayaquil dictando conferencias para el Instituto del Matrimonio y la Familia. 

A veces pasa esto en el matrimonio que uno de los dos dice: “Me cansé, me voy”; pero, ¿no te habías comprometido a jugar todo el partido?

“Hay que distinguir dos cosas”, dice Camean, “por qué nos casamos y para qué nos casamos.  Cuando uno pregunta el porqué, todos saben qué contestar: Porque nos amamos, porque queremos vivir juntos, formar una familia. Pero cuando llega la otra pregunta, ahí nos quedamos en silencio”. Y la respuesta que esperaría escuchar es: Dos personas se casan para ser, juntos, las mejores personas posibles.

Un tema que también agrava la situación de las parejas es que hoy se acepta con naturalidad que la vida del noviazgo y la vida matrimonial no se diferencien mucho. Es decir, se vive una intimidad que le corresponde solo al matrimonio y “se han quemado etapas”, asegura el experto en parejas. “Entonces después, en el matrimonio, hay etapas en las cuales uno no puede vivir la intimidad como la quería vivir, porque en el noviazgo no se aprendió a hablar de los problemas que tenemos, de las ganas, de los gustos…”

 

Los pilares que nos sostienen

El amor matrimonial es un tesoro que marido y mujer crean, porque se han entregado totalmente: toda mi historia, mi pasado y mi futuro. “Y si ya entregaste tu futuro, no te puedes echar para atrás”, dice Carlos Camean, al tiempo que propone una metáfora: “Imagínate que en la mitad de un partido de fútbol Messi diga: Me voy, me cansé de jugar en el Barça, me voy al Real Madrid. A veces pasa esto en el matrimonio, uno de los dos dice: Me cansé, me voy.   Pero, ¿no te habías comprometido a jugar todo el partido?”

Los pilares más fuertes para sostener un matrimonio entonces son: vivir un buen noviazgo y comprender la profundidad de lo que estoy dando, me estoy entregando yo mismo.

Aunque puede haber momentos de sombras entre esposos, siempre es necesario cuidar la vida matrimonial en los pequeños detalles: el lenguaje, el respeto, el tiempo que se dedican el uno al otro.

“La pareja debe invertir lo mejor para ellos dos. Es verdad que por los hijos hay que sacrificarse, pero primero es tu matrimonio. Cuando parece que todo se acaba y no hay nada que hacer, darse lo mejor y buscar ayuda también. Si nos dijeran que tenemos cáncer, haríamos todo lo posible por buscar al mejor especialista. Muy bien, cuando tengamos problemas en casa, merece también pagar por el mejor”.

Pero en medio de tantas ocupaciones ¿cómo pueden los esposos tener tiempo para estar juntos? “Siempre insisto a los matrimonios: que trabajen su tiempo, que se dediquen a ellos, que no sean solamente papá y mamá, sino que sean esposos. Parecen papás taxis: llevan a los chicos al colegio, los recogen, los llevan a piano, van a la psicóloga, regresan a la casa”.

Es evidente que los esposos necesitan un espacio para ellos, pero ¿realmente se puede encontrar ese momento? “¡Hay que inventarlo!, insiste nuestro entrevistado. “Una salida a comer en la noche, una hamburguesa si no tienes muchos recursos, pero si los tienes hay que usarlos para ir a comer a un buen restaurante. Cuando salgan, armen una agenda que diga: no más de 15 minutos hablamos de los hijos, porque sino vuelven a ser padres y nunca van a lograr ser esposos. Dejar todo y ser esos novios que siempre soñaron ser. No importa el plan, pero necesitan tiempo para ellos”. 

 

LOS HIJOS CONSECUENCIA DE UN “AMOR BRUTAL”

 

¿Buenos esposos traen buenos hijos?Carlos Camean
Ellos son hijos nuestros e hijos de la sociedad. Los buenos esposos lo que te garantizan es que los hijos van a ser solidarios, respetuosos, pero no que van a ser buenas personas, porque a veces el mundo lleva para otro lado. Cuando un hijo sale mal, la sociedad les echa la culpa a los padres, pero cuando sale bien el mérito se lo lleva el colegio. 

¿Qué enseñan la mamá y el papá en específico?
Mostrarles lo que es un hombre y una mujer. El papá será el que, cuando tenga que contar algo, lo hará en cuatro palabras y el que mime más a sus hijas. La mamá será la que mime mucho a los hijos varones, la que tratará que sean menos torpes de lo que papá les enseñó, que cuando le pregunten cómo te fue, en lugar de decir “bien” se explaye un poquito más. Papá les enseñará a sus hijas que para contar algo no es necesario una novela de dos horas. Complementarse, porque los hijos son de los dos.

¿Cómo pueden vivir esto los divorciados?
Los que se separan siguen siendo papá y mamá hasta la muerte, tienen la responsabilidad de educar a sus hijos que no tienen la culpa de que ellos no hayan querido mantener el compromiso que habían asumido. ¿Que no somos capaces de hablar?, entonces busquen un tercero, pero no se puede cortar la comunicación. Cuando se separan, ahí sí lo más importante pasan a ser sus hijos.

 

Por: María José Tinoco
Sonia Ma. Crespo de Illingworth

 

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