Compartir:

La paternidad responsable va más allá que solo dar dinero para que no falte nada en casa; es dar buen ejemplo en la crianza de los hijos.

Ser padres es uno de los sueños y retos más grandes de muchas personas. La llegada de un hijo conlleva ilusiones, temores, alegrías, dificultades y muchos desafíos. Por lo tanto, es muy natural que cause un poco de ansiedad enfrentarse a la crianza y los cambios que esta trae consigo.

La buena noticia es que la llegada de un hijo remueve los más hermosos sentimientos y esto ayuda a que cada día exista una disposición a entregar amor y mejorar como seres humanos.

Para que la armonía en el hogar permanezca es importante que los roles de pareja se tengan claros y aunque ahora son padres, los espacios de intimidad y dialogo deben permanecer.

Cada familia toma decisiones frente a la crianza de sus hijos, y muchas veces esto viene definido por las experiencias que conocen de ellos mismos, es decir, cómo fueron criados y de lo que aprendieron de sus respectivos hogares.

Y, aunque esto a veces sea una ventaja es relevante que se tenga una mente flexible y abierta para nuevos aprendizajes ya que la vida evoluciona y nuestros programas mentales y las pautas de crianza deben ser acordes al contexto actual y apoyadas en las fases del desarrollo de cada niño.

 

 

Paternidad, emociones y crianza

En los últimos años se han realizado múltiples investigaciones acerca de la importancia de las emociones, así que aprender y enseñar inteligencia emocional, facilita que tanto los padres como los hijos tengan un mejor desenvolvimiento, una estabilidad mental y física.

Así que durante la crianza se van a experimentar un sinnúmero de circunstancias que le ayudarán a los padres a darles herramientas a sus hijos.

Para lograr transmitir este conocimiento a los más pequeños, primero es necesario que los padres se conozcan a si mismos y logren identificar cuales son sus emociones, expresarlas asertivamente a su pareja y gestionarlas ayuda a entender que los este proceso requiere de tiempo, paciencia y compromiso con uno mismo.

El proceso es complicado en los adultos y en un niño es aún más difícil, porque su maduración neurológica aún esta en camino, por lo tanto expresarán cada emoción a manera de reacción automática y el adulto tiene dos caminos, uno es desbordarse junto a su hijo y hacer una pataleta de adulto, o calmarse y aprovechar este momento para ayudarle a su hijo a ponerle un nombre a lo que esta sintiendo, acompañarlo en su emoción y guiarlo a la gestión de la misma.

Sí logramos realizar lo indicado, tendremos como resultado niños más seguros, con la capacidad de expresar lo que sienten y piensan, con capacidad de poner límites y tener un equilibrio emocional, permitiéndoles tomar buenas decisiones, es decir, a través de la educación emocional los padres tendrán menos dificultades en el ámbito familiar.

 

 

¡No olvides!

Ser padres (la paternidad) es un compromiso, tanto de calidad como de cantidad de tiempo, sembrar hoy garantizara tranquilidad futura. Por lo tanto al ser padres estamos obteniendo una felicidad individual y familiar. La buena crianza aporta también a los cambios positivos en la sociedad. Ser padres no se trata de perfeccionismo sino de respeto, comprensión y amor.

 

 

Escrito por: Carol Obando, Directora Centro Internacional de PNL, Coaching y Psicología.

 

Compartir: