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¿Es la ternura la puerta a las demás emociones? Sabías que un hombre o una mujer tiernos son personas valoradas por quienes los rodean.

La acepción de la palabra tierno hace referencia a sensible y de poca duración, si se hablara de un alimento tierno, estaríamos diciendo que puede fácilmente deformarse por su corto tiempo, si habláramos de una edad pensaríamos en un niño por su docilidad y sensibilidad, si hablamos de una persona entonces pensamos en alguien amable, afectuoso y cariñoso.

Si juntamos todas las acepciones podríamos decir que un adulto tierno es un ser que ha logrado mantener su docilidad y muestra su sensibilidad de manera libre, por tal es cariñoso y afectuoso. Esta reflexión me hace pensar en hombres y mujeres por separado, pensar en una mujer tierna es más sencillo que pensar en un hombre tierno, lamentablemente el machismo le ha quitado al hombre la posibilidad de ser sensible, me alegro cuando pienso que las nuevas generaciones tendrán un poco más de libertad en la expresión de sus afectos.

 

CARIÑO 4

 

Ternura en el adulto

Regresando a la ternura en el adulto podría decirse que para cualquier adulto, ya sea hombre o mujer, es complejo ser tierno, simplemente por el tiempo de vida y por las experiencias es probable que haya aprendido a guardar la ternura, reservándose su expresión sólo para sus más íntimos y en ciertos momentos, sin embargo, la práctica de guardar los afectos puede acarrear una desconexión de la afectividad.

Frente a esto es completamente necesarios mantenernos tiernos para estar en contacto con lo que sentimos y poder expresarlo sin temor a ser juzgados. Esta última línea requiere de mucho trabajo personal y cruza con la inocencia, también una característica de la niñez. Desde acá solo diré que la niñez es la etapa más importante del ser humano debe ser festejada y cuidada de la mejor manera posible.

 

CARIÑO 2

 

Entonces, ¿Por qué ternura cruza con inocencia?

Porque para expresar nuestros afectos requerimos creer que está bien sentir lo que sentimos, sea esto cualquier tipo de emoción, debemos además estar seguros de ser quienes somos, dejarnos sorprender por las cosas sencillas para mantenernos sensibles y confiar en que los demás serán respetuosos y prudentes con lo que nosotros compartamos de nuestra afectividad, de ahí que la ternura requiere de la mirada inocente del niño para creer o confiar y para no dejarse contaminar con el “deber ser” del adulto, ¿qué se debe sentir o decir en qué momentos?

La pregunta inmediata que me surge es: ¿puede un adulto mantenerse tierno? Sí, estimado lector requiere trabajo, requiere todo lo que se ha dicho en el párrafo anterior, sin embargo, la práctica hace al maestro.

Sugerencias para ti

Sí quieres ser un adulto más tierno pon en práctica las siguientes sugerencias:

  • Lee poesía, la poesía siempre refiere a las emociones y nos permite experimentarlas libremente.
  • Regálate tiempo en el día para admirar detalles del momento, esto te permitirá registrar qué emociones siente frente a una persona, objeto o situación.
  • Acaríciate, la piel es el órgano más extenso del cuerpo y es completamente perceptivo, tócate, toca también a tu pareja, hijo, compañero, amigo, hazlo desde el respeto y el permitirte sentir la emoción que surge al momento de hacerlo. Inicialmente puede que no sientas nada, si esto te sucede, es un claro indicador de que necesitas practicar para reconocerte en ese sencillo acto.
  • Escribe, permítete escribir de cuestiones sensibles, qué sentiste cuando to llamó tu jefe, cuán molesta es la voz de ese compañero de trabajo, qué sentiste al llegar a casa y ver las cosas desbaratadas.
  • Escucha música prestando atención a la letra y permítete sentirla, la música estimula diferentes partes de nuestro cerebro, puede funcionar como agente motivador o depresor… fíjate qué sientes cuando escuchas tu música favorita.

Creo que al final podemos darnos cuenta que sí, sí, es la ternura la puerta a la afectividad, solo a través de mantenernos tiernos podremos sentirnos y sentir al otro, dándole sentido y autenticidad a nuestra vida. Así que… ¡suerte, lector! Un arduo camino to espera.

 

CARIÑO 5

 

Escrito por: María del Carmen Rodrigo, sicóloga clínica.

 

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