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Por alguna razón la palabra crisis tiene, generalmente, un significado nefasto, y aunque ésta naturalmente altera la vida o provoca dolor, no necesariamente debe ser percibida como algo “trágico”.

Las crisis son inevitables en la vida y todas las familias la padecen. El éxito de administrar adecuadamente cualquier crisis es prevenirla. Una forma es estar preparado afectivamente y abrir una cuenta emocional. Para esto es necesario considerar que hay dos tipos de crisis:

 

1. Aquellas que aparecen a consecuencia y en función del crecimiento, desarrollo y evolución familiar. Son previsibles y se ven llegar.

• Cuando te casas y te vas del hogar la familia se modifica. Crecen las responsabilidades en todo sentido y nivel, aparece la familia política que algunas veces contrasta en hábitos, costumbres y significados.

• La llegada de los hijos.

• La escolaridad, tu mundo y el de tu familia se vuelve más complejo.

• La adolescencia con todo aquello que implica, los riesgos, competitividad, exploración de nuestro cuerpo y de nuestro entorno.

• Cuando tus hijos se casan y se van, y vives el nido vacío….

• Cuando te vuelves adulto mayor (frío término para definir el privilegio de la hermosa vejez).

• Cuando mueres, finaliza tu ciclo y en parte el de tu Familia.

 

2. Aquellas que aparecen de manera accidental. Son inesperadas y no se ven venir. Revisemos:

  • Este tipo de crisis se dan por los divorcios

• Muerte prematura de un miembro de la familia

• Infidelidades

• Pérdidas de empleo

• Migraciones

• Discapacidades

• Minusvalías

• Enfermedades crónicas y

   catastróficas

• Catástrofes naturales

• Violencia familiar

• Adicciones

 

¿Qué se recomienda?

  • Flexibilice sus reglas de vida y relaciones, adáptese ante lo que llega. 
  • Sea claro en sus mensajes comunicacionales. Diga, con muchas paciencia, lo que piensa y siente, a quien se lo tenga que decir y en el momento adecuado.
  • Mantenga la cohesión familiar, apóyense mutuamente y busquen apoyo fuera de la familia.
  • Aprenda sobre usted y sobre los demás. Las familias creativas y con fortalezas mejoran su pronóstico para superar una crisis.

 

Toda crisis es una oportunidad porque permite:

• Aprender y reaprender sobre uno mismo y sobre su familia.
• Los conflictos no resueltos se pueden resolver.
• Aparecen capacidades y recursos ocultos.
• Los vínculos se fortalecen cuando administran adecuadamente las crisis.
• Algunas creencias equivocadas se aclaran, se reafirman nuevos hábitos y conocimiento.
• Aparece o se incrementa el nivel de previsión.

 

 

Por: Dr. Jhillmar Llerena R.

Master en Terapia Familiar Sistémica.

advidconsultores@gmail.com

 

 

 

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