Quien cambia felicidad por dinero no podrá cambiar dinero por felicidad… Debemos saber que las más grandes riquezas no son materiales.
Tomare Las Palabras de San Juan Crisóstomo: “sin prohíbe Cristo enriquecerse, sino hacerse esclavo de las riquezas; quiere que usemos lo necesario, pero no que guardemos avariciosamente”.
El ser humano identifica en forma fija el significado de las palabras. Tal es así, que cuando se refiere a la fortuna, la asimila inmediatamente al dinero ya las propiedades. Sin lugar a dudas los bienes materiales constituyen riqueza, pero hay otras más importantes aún, que no apreciamos en toda su magnitud.
El estar sano es un patrimonio que generalmente reconocemos sólo cuando lo hemos perdido. El gozar de buena salud es una bendición que constituye una gran fortuna, la que aprendemos a estimar con el paso de los años.
¿Y qué decir del saberse amado y valorado?
El disfrute del cariño de la esposa, de los hijos y –en general- de la familia, tiene un valor inconmensurable, que sobrepasa la satisfacción que puede producir cualquier dinero acumulado.
La amistad, la verdadera amistad, es un caudal inmenso que ha sido ponderado desde la más remota antigüedad. En el libro del Eclesiástico leemos ”… el que encuentra un amigo fiel, halla un tesoro…. Su precio es incalculable ”.
Otro capital no económico, lo es la estabilidad emocional, la certidumbre y confianza en el futuro. Esto crea en el espíritu del hombre la seguridad propia de quien mira la vida con optimismo, teniendo ante sí la convicción de lograr las metas que se ha propuesto.
Una fortuna muchas veces olvidada y que constituye una de las aspiraciones íntimas mas arraigadas en el ser humano, es la paz y tranquilidad de conciencia. La historia da cuenta de un sinnúmero de anacoretas que, practicando la ascesis, han realizado a plenitud sus vidas. Y sin llega a tal régimen de existencia, el hombre común valora el vivir sin agobios y disfrutar de la riqueza que significa la tranquilidad de conciencia. ¿Cuántos de estos políticos gozan de este beneficio?
Recordemos de dónde provienen las riquezas
Los bienes proceden de Dios: la salud, el dinero, la familia, la amistad, el cariño, la paz y hasta el buen humor; todos ellos constituyen fortunas que Él nos prodiga como gracias, en calidad de préstamo por las que sin sentir exagerado apego, no debemos cejar de cultivar y agradecer.
Escrito por: Roberto Bitar Mahuad, profesor. Publicado en el Diario El Telégrafo.
-
Lee también sobre: Similitudes entre el amor de Dios y el amor de mamá.