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Tras la pandemia se han registrado los índices de inmunización más bajos en 30 años. Con esto la protección efectiva ha decrecido.

La Agenda de Inmunización 2030 de la OMS reconoce a las vacunas como una clave en la solución de problemas persistentes e inéditos que se derivan de las enfermedades infecciosas, y como una de las principales herramientas para garantizar el bienestar de las comunidades así como su salud física. Por ello, su aplicación es indispensable para que los sistemas de salud puedan aprovechar de mejor manera sus recursos y plantear estrategias robustas de prevención y protección efectiva.

Hasta junio de 2022 UNICEF dio a conocer que a nivel global existe un fuerte rezago en la aplicación de esquemas de vacunación completos en niños de 5 a 11 años, reportando el índice más bajo de inmunización en 30 años. Así como la pérdida de más de una cuarta parte de la cobertura de la vacuna contra el VPH en mujeres de 9 a 26 años, esto considerando que la cobertura mundial de la primera dosis de la vacuna contra el virus es solo del 15%.

Este descenso, acentuado por factores como la pandemia del COVID-19, la migración poblacional y la creciente desinformación respecto a las vacunas, ha generado severas consecuencias.

En el caso de los niños y niñas del grupo poblacional mencionado, el freno en la vacunación ha incrementado el riesgo de contagio de enfermedades inmunoprevenibles como sarampión, neumococo, rubéola, poliomielitis, rotavirus, fiebre amarilla, entre otras.

En tanto que, en las niñas y adolescentes, específicamente, en lo que respecta a la vacuna contra el VPH, la ausencia de la vacunación eleva las probabilidades de desarrollar verrugas genitales, lesiones cervicales precancerosas y cánceres derivados del virus de papiloma humano.

 

 

Importancia de la protección efectiva

De acuerdo con la OMS en los últimos 30 años la mortalidad infantil ha disminuido en más de un 50%, en gran parte gracias a la aplicación de vacunas. En lo que respecta a la inmunización contra el VPH, existe una revisión sistémica de 138 estudios a nivel global que muestran el impacto positivo de la estrategia de vacunación, pues puede generar hasta un 96% de disminución de infecciones constantes por el virus, así como una importante reducción en tasas de lesiones cervicales de grado alto y bajo y enfermedades no cervicales.

Considerando el rol fundamental de la vacunación para evitar la propagación de enfermedades virales en general se torna fundamental orientar esfuerzos desde los sistemas de salud, padres de familia y comunidad en general para promover el cumplimiento de los esquemas de inmunización.

Por ejemplo, en Ecuador, se ha emprendido una importante campaña para retomar la vacunación. Es así como en los puntos de vacunación de todas las ciudades ya no solo se aplican dosis contra el COVID-19 sino que también se pueden solicitar otros biológicos como esquemas polivalentes para los más pequeños, dosis contra el VPH o para contrarrestar la influenza.

Es urgente que la población tome conciencia de los beneficios de las vacunas y se sume a los objetivos de la Agenda de Inmunización 2030 de la OMS. Desde MSD buscamos, a través de la información, aportar al conocimiento y educación de la comunidad sobre temas que constituyen factores clave para la prevención, protección efectiva y cuidado de la salud.

 

 

Fuente: MSD.

 

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