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Luego de leer este nuevo proyecto de ley parecería que por garantizar y promover los derechos GLBTI, los promotores de la “Ley Orgánica para la Erradicación de la Violencia de Género contra las Mujeres” se olvidan del que debería ser su objetivo: erradicar la violencia contra la mujer. A continuación las razones.

  1. Este proyecto pretende desconocer la concepción biológica y anatómica de los seres humanos, reduciéndonos a nada más que el producto de una construcción histórica y social. Pero la verdad objetiva es que hombres y mujeres somos distintos desde antes de nacer e incluso después de muertos.
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La sexualidad no es una diferencia superficial que se limita a determinadas partes del cuerpo, sino a toda la persona, ya que cada una de las células del varón son masculinas (XY), y cada una de las células de la mujer son femeninas (XX). Como consecuencia, las figuras paterna y materna influyen en distintas áreas en los hijos, quieran o no aceptarlo ciertos grupos feministas. El sentido común y estudios demuestran que la figura paterna tiene una influencia particular en las áreas de violencia y sexualidad: El 60% de los violadores crecieron en hogares sin padre[1]. El 85% de jóvenes en prisión provienen de familias en las que sólo estaba la madre.[2] El 70% de los embarazos adolescentes ocurren en hogares sin padre[3].

Es importante recalcar que esta complementariedad tiene dos características que son: la diferenciación y la igualdad. Hombre y mujer son diferentes en cuanto a que su sexo influye de manera diferente en el comportamiento de cada uno, pero al mismo tiempo son iguales porque tienen la misma dignidad y merecen el mismo respeto y derechos.

  1. Ese proyecto incluso podría proteger a potenciales agresores: un hombre podría cambiar su identidad a mujer, y evitaría ser juzgado por delitos de violencia de género ya que en este proyecto solo se contempla que el agresor sea hombre (este absurdo ya ha ocurrido en otros países).
  2. Se propone una educación con “enfoque de género.” El proyecto define la identidad de género como “el sentir personal del cuerpo.” Me resulta difícil comprender cómo una educación basada en el “sentir” va a erradicar la violencia contra las mujeres si justamente los actos de violencia son crímenes de tipo pasional y para disminuirlos es esencial una educación que fortalezca la voluntad e integridad de la persona por sobre lo que pueda sentir o no en un determinado momento. Solo de esta forma una persona adquiere la capacidad de subordinar sus impulsos a la razón. Sin embargo, lo más importante es rescatar el valor que tiene la familia en la crianza de los hijos. Si realmente se quiere erradicar la violencia contra la mujer es necesario recuperar la figura paterna, pues en las familias donde el compromiso del padre es mayor en la crianza de sus hijos éstos son menos violentos.

Como mujer me siento decepcionada con este proyecto de ley, y pido a los asambleístas que en su lugar aprueben una ley que sí busque erradicar la violencia contra la mujer sin imponer una educación basada en ideologías, sino en la familia que es el pilar de la sociedad.

Por: Cristina Valverde Johnson

[1] Cornell, Dewey et al. “Characteristics of Adolescents Charged with Homicide.” Behavioral Sciences and the Law 5 (1987): 11-23.

[2] Fulton Co. Georgia jail populations, Texas Dept. of Corrections 1992.

[3] David T. Lykken, “Reconstructing Fathers”, American Psychologist 55, 681,681, 2000

 

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