Carmen Cáceres Calle nos habla de la importancia de la virtud de la castidad en el noviazgo desde un punto de vista más humano.
Carmen Cáceres Calle tiene veinticinco años, es sevillana y periodista freelance, colabora con Diario Médico y Correo Farmaceutico, con el Hospital Viamed de Sevilla y la Sociedad Española de Medicina Psicosomática. Además es novia y católica, por eso esta semana nos habla de la importancia de la virtud de la castidad en el noviazgo desde un punto de vista más humano. “Nuestros órganos sexuales son objetos que producen placer y lo fácil es descubrirlos y entregarlos, pero solo la persona que no quiere quedar reducida a un mero instrumento de gozo los oculta”, afirma.
– ¿Cuál es el verdadero significado de la pureza en el noviazgo?
Que tenemos una intimidad que nos pertenece y no entregamos a cualquiera, ni siquiera a nuestro novio/a, aunque sea la persona que más podemos querer en esta vida y con la que, posiblemente, nos acabemos casando algún día. Cuando decidimos guardar nuestro cuerpo, en cierto modo estamos reclamando que se fijen en nosotros por dentro.
– ¿Por qué guardar hoy la virginidad en el noviazgo?
Ser tomados como un simple objeto de placer sin que se valore a la persona en su totalidad es más fácil de lo que parece, por no decir que está al alcance de cualquiera que piense en una relación sexual sólo corporal, sin una donación completa, íntima y corporal de la persona. Cuando se comparte el cuerpo pero no el alma, lo que tú eres por dentro, ese hombre o mujer se acaban prostituyendo. Nuestros órganos sexuales son objetos que producen placer y lo fácil es descubrirlos y entregarlos, pero solo la persona que no quiere quedar reducida a un mero instrumento de gozo los oculta.
Cuando decidimos guardar nuestro cuerpo, en cierto modo estamos reclamando que se fijen en nosotros por dentro.
– ¿Por qué crees que hoy parece estar muy desfasado?
Por falta de valores en la sociedad y porque nadie les ha explicado a los jóvenes que hay otra forma de vivir un noviazgo. Hay personas que piensan que si quieres a tu novio lo más normal es que te acuestes con él, cuando precisamente porque le quieres no tendrías que acostarte con él.
Parece un contrasentido pero, de hecho, animo a las que se estén planteando acostarse con su novio que le digan que no, a ver cómo reaccionan. Si te dejan por falta de sexo, es porque de verdad no te quieren. Si las propias mujeres piensan de ellas mismas que solo sirven para dar sexo a los hombres y que ningún hombre les va a querer sin sexo, es porque no han conocido a hombres de verdad, no saben la dignidad que poseen y que nadie les puede quitar y no tienen ni idea de lo que es el amor. Se venden baratas y dejan que jueguen con ellas.
También está muy en el ambiente la idea de que no puedo casarme con una persona si no convivo antes con ella (desconfianza pura y dura) y si no sé cómo funciona en la cama (objeto de placer absoluto). Antes de convivir con ella y de acostarte prueba a conocerla a fondo, independientemente de lo corporal: intereses, preocupaciones, planteamiento de vida, convicciones profundas, gustos, aficiones, etc.
Otras piensan que van a conseguir al hombre de su vida con grandes escotes, minifaldas, enseñando piernas y marcando curvas, cuando lo que consiguen es que se acuesten con ella a la primera de cambio. Si quieres diferenciarte de las demás y que se fijen en ti, los órganos sexuales no te diferencian, no te hacen única, simplemente permiten dividir a la humanidad en hombres y mujeres.
– ¿Qué ventajas tiene la abstinencia en el noviazgo?
Todas las del mundo. Por poner dos ejemplos, en primer lugar, es un reto en la vida de los novios. Al igual que en el trabajo se te plantean nuevos retos a los que hacer frente y hay que saber actuar, en el noviazgo se te plantea el reto de la abstinencia y hay que saber torear.
Actuar por las ganas que tienes de «comerte» al otro no te lleva a amarlo como merece ser amado.
En segundo lugar, que estáis aprendiendo a amar de verdad al otro. Entre los novios existe atracción física, pero también inteligencia, voluntad y libertad. Actuar por las ganas que tienes de «comerte» al otro no te lleva a amarlo como merece ser amado. Si funcionamos por lo que nos pide el cuerpo, claramente, la abstinencia sería imposible de vivir. En este sentido, los novios deben dominar sus cuerpos y no que sus cuerpos les dominen a ellos porque la tendencia natural es a la unión conyugal.
– ¿Cómo se lo explicarías a una adolescente que lleva ennoviada dos días y muy enamorada de su chico?
A la adolescente le diría que no enseñe ni entregue su cuerpo al chico con el que lleva dos días, 150 o 1.200 días porque no sabe si va a ser el hombre de su vida o un cara dura que sólo busca usarle como un preservativo para luego tirarle a la basura y abandonarle por otra o en el supuesto de que se quedara embarazada. Muchas veces esas relaciones no cuajan porque no hay verdadero amor, sino que se hace más por descubrir el otro sexo, ya que es la típica edad en la que los cuerpos de los niños/as empiezan a evolucionar a cuerpo de hombre y de mujer. De ahí la importancia de no cometer locuras que luego acaban pasando factura y hacen que el chico/a se sienta utilizado como un mero instrumento de placer, fácil de conseguir.
– ¿Y a una de veinte?
Lo mismo. Al igual que tus padres te quitan un cuchillo de las manos cuando eres pequeño porque puedes no contarlo al día siguiente, la idea de no acostarse con el novio no es un afán de la Iglesia Católica por fastidiar y hacernos ir a contracorriente, sino que la Iglesia, como madre que es para los creyentes, nos lo dice para nuestro bien, aunque no lo entendamos. Tiempo al tiempo.
– ¿Qué es lo más bonito del noviazgo?
Compartir esos años que estéis como novios con la persona que va a ser el hombre o la mujer de tu vida. Ese amor que ha cuajado entre vosotros y va creciendo y madurando con el tiempo, haciéndose fuerte ante las dificultades de la vida, junto con la confianza plena que tenéis puesto el uno en el otro partiendo siempre de la sencillez y la sinceridad en todo momento, y el respeto que brota de ese amor que os tenéis y que nunca os debe faltar, es lo que hace que vuestra vida merezca la pena ser vivida. Si ya ponéis a Dios en el centro de ese noviazgo, el éxito está asegurado porque dais a vuestro noviazgo una visión en 3D que muchos no conocen y no saben lo que se pierden.
Vía Aleteia