Hoy más que nunca ha quedado claro que la educación virtual es una excelente opción para aprender e impartir conocimiento.
Ya han pasado poco más de 6 meses, desde el día que la vida cambió de repente y de golpe, nos tocó re-ajustar casi todos los aspectos de nuestra vida. Eso, en el ámbito educativo, significó que escuela y familia teníamos que asumir el reto de la educación virtual, en el mejor de los casos.
A las familias nos tocó, en algunos casos, gestionar dispositivos adicionales, acondicionar espacios de trabajo en la sala y a los chicos les tocó aprender que la computadora no solo sirve para jugar Fortnite.
Los colegios trasladaron sus aulas a plataformas virtuales y los docentes aprendieron una cantidad de herramientas digitales, que serían la envidia de cualquier youtuber. Y todos asumimos el reto, con un poco de desconfianza, pero sabiendo que para priorizar la salud y seguir con la educación de nuestros hijos, esta era la mejor alternativa.
Poco a poco nos fuimos adaptando a este nuevo entorno educativo, los colegios entendimos que se debían priorizar los contenidos y dosificar los horarios; los papás aprendieron que debían acompañar a sus hijos de cerca y mantener comunicación constante con los docentes; y los chicos se dieron cuenta que el éxito de este modelo depende de ellos, de su motivación, de su compromiso y de su responsabilidad.
Lo positivo
Hoy, aunque los chicos extrañan su colegio y quisieran volver, no podemos dejar de reconocer que no han sido 6 meses perdidos y que hemos logrado mucho en lo que a evolución educativa se refiere. Ente lo positivo de la educación virtual destaca:
Aprendizaje interactivo
El reclamo de muchos años, de introducir recursos más dinámicos en el salón de clases, con la virtualidad se ha vuelto una necesidad. El uso de videos, infografías y juegos atrapan la atención de los chicos para facilitar su aprendizaje.
Aprendizaje autónomo
Muchas de las actividades en la educación virtual se desarrollan de forma asincrónica, esto demanda que las familias estructuren una rutina de aprendizaje. Los chicos fortalecen su autonomía y toman sus propias decisiones que inciden directamente en las calificaciones.
Gestión de contenido digital
Nuestros hijos que antes solo consumían tecnología, demandados por las circunstancias deben ahora producir contenido digital. Grabar y editar videos, atraer tráfico a ciertas publicaciones, o desarrollar apps, suelen ser medios “normales” para calificar proyectos en clase y serán herramientas que les servirán para liderar en el entorno digital.
Optimización del tiempo
Además del ahorro en tiempo que implica no desplazarse al colegio o realizar actividades cotidianas como ir a buscar los útiles al casillero; en el entorno virtual, los chicos perciben la educación como más personalizada, lo que les facilita captar los conceptos más rápido. Esto les libera tiempo para compartir con su familia o desarrollar sus talentos.
Relación escuela – familia
En la educación virtual, todo el proceso sucede a través de un mediador: la computadora. Esta herramienta nos permite mantener una comunicación mucho más fluida y real entre padres y colegio. Además, el registro diario de las notas de los chicos, nos permite dar un mejor seguimiento, sin esperar a que al final del parcial llegue la libreta.
No sabemos cuánto tiempo más sigamos en esta modalidad, pero es importante tener en cuenta estos aspectos positivos, para que cuando sea seguro volver a la educación presencial, incorporemos estos logros a nuestro modelo educativo. La pandemia nos cambió, asegurémonos que ese cambio sea para bien y que, en la nueva normalidad educativa, los más beneficiados sean nuestros niños.
Escrito por: Psic. Inés Melina Cobo de Gilbert, MSc., Directora Ejecutiva Unidad Educativa CREAR. IG: @inesmelinacobodegilbert