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Los modales en la mesa siguen siendo importantes. Puede que en la actualidad no se tome tan en cuenta, pero esto es fundamental para la sociedad.

Al crecer, una de las cosas que nos inculcaron fue la importancia de comer correctamente en la mesa. Sin embargo, con el tiempo las prioridades y los hábitos cambian, algo que no es raro si nos fijamos en cómo se comía hace siglos. El grupo de restauración italiano Prezzo ha realizado una encuesta para saber qué piensan de los modales en la mesa los nacidos entre 1997 y 2012, según recoge Fox5.

 

 

Los resultados

Curiosamente, un significativo 77% de los participantes de la Generación Z consideraba que los codos sobre la mesa ya no eran un problema. En cuanto a los cubiertos, solo el 40% creía que era importante sujetar correctamente el cuchillo y el tenedor.

También se abordaron otros pasos en falso en la mesa, como si era importante esperar a los demás antes de empezar a comer o comer del plato de otro, y el 38% de los encuestados opinó que estos modales comunes no eran esenciales.

De hecho, no son solo las creencias de los Gen Zers resultaron un poco chocantes. Al parecer, el 38 % de todos los encuestados opinaba que los modales en la mesa no eran tan importantes en la vida.

Sin embargo, la cosa se pone interesante cuando casi la mitad de los participantes afirman que no saldrían con alguien que tuviera malos modales en la mesa. Los encuestados tampoco se mostraron muy impresionados por los que utilizaban el móvil en la mesa, algo que los padres de las generaciones mayores no tenían que soportar.

La importancia de los modales en la mesa

Aunque hoy los hogares sostengan más cenas con televisión incluida o pidan más comida para llevar, es importante saber que el comportamiento respetuoso en la mesa desempeña un papel importante en la educación de cualquier niño. He aquí algunas razones muy católicas de por qué:

GRATITUD ELEGANTE

Los modales en la mesa son una expresión visible de gratitud por las bendiciones de la comida y el compañerismo. En una sociedad en la que parece haber abundancia de alimentos, es vital que nuestros hijos sean conscientes de lo que se les ha proporcionado. Comiendo con decoro, honramos la abundancia que Dios nos ha dado y podemos expresar nuestro agradecimiento por lo que tenemos, especialmente cuando hay tantos que no tienen nada.

HOSPITALIDAD Y CARIDAD

Compartir una comida con buenos modales fomenta el sentido de compañerismo y comunidad, reflejando la unidad que se encuentra en el Cuerpo de Cristo. Mediante la conversación y el comportamiento respetuoso, estrechamos lazos con los demás y creamos un ambiente acogedor de pertenencia.

RESPETO A LOS DEMÁS

Practicar buenos modales en la mesa demuestra respeto por los demás, reconociendo su dignidad como personas creadas a imagen de Dios. Al mostrar consideración por su comodidad y disfrute, defendemos el valor cristiano de tratar a los demás como nos gustaría ser tratados. (Y recuerda que el número de personas a las que la mala educación molestó en la encuesta sigue siendo alto).

TESTIMONIO DE VIRTUD

Nuestra conducta en la mesa sirve de testimonio de las virtudes de humildad, autocontrol y moderación que enseña la fe católica. Ejerciendo la moderación y evitando los excesos, ejemplificamos los principios morales que guían nuestras vidas como discípulos de Cristo.

VALORES FAMILIARES

Los modales en la mesa contribuyen a transmitir los valores y tradiciones familiares de una generación a otra. Al transmitir las normas de etiqueta y compartir las comidas con respeto y afecto, las familias refuerzan sus vínculos y crean recuerdos duraderos basados en el amor.

SIMBOLISMO SACRAMENTAL

En la tradición católica, el acto de compartir una comida conlleva un profundo simbolismo, que recuerda la Última Cena y la celebración eucarística. Al acercarnos a la mesa con reverencia, reconocemos el carácter sagrado de la comida y la presencia de Cristo entre nosotros, tanto espiritual como simbólicamente.

 

Escrito por: Cerith Gardiner, vía Aleteia.

 

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