Uno de los objetivos de nosotros hacia nuestras parejas es poder ayudarlos a alcanzar sus sueños.
Cuando alguien me pregunta qué consejo rápido daría a alguien para mejorar su relación de pareja yo digo lo mismo que decía John Gottman, el gran gurú de temas de pareja: «Lucha por sus sueños».
¿Y tú? ¿Conoces los sueños de tu pareja? ¿Luchas por ellos? Aquí te doy unos sencillos consejos.
Amarse es conocerse
La comunicación es crucial para que una pareja funcione. Y para comunicarse es necesario conocerse y hacerlo en profundidad: conocerte a ti mismo y conocer también al otro. Y hay un aspecto clave que demuestra que nos conocemos y que conocemos bien a la persona a la que amamos: aquello con lo que soñamos.
¿Cuáles son TUS sueños?
El primer paso es conocerte a ti mismo: saber tus metas y compartirlas con quien más quieres. ¿Cuál es tu sueño? ¿Qué te gustaría hacer o ser en el futuro? ¿Qué es lo que te haría ser más feliz? Esos son tu sueños. Ese es tu gran sueño.
Tu sueño te hace levantarte cada mañana con un objetivo. Te hace crecer cada día y tener ilusión por algo que te hará mejor. No hay ninguna realidad que no haya sido antes un sueño. Primero, sueño; después, realidad. Pero esos sueños tienen que ser realistas. ¡Ah! Y no basta desearlos, sino que es fundamental luchar por ellos, dividiéndolos en pequeñas metas intermedias. Solo así podrán ser una realidad y no convertirse en una frustración. Luchar por tus sueños te hará tener energía cada día para seguir avanzando y vivir con ilusión.
¿Cuáles son SUS sueños?
Si las penas compartidas son la mitad de tristes y las alegrías compartidas son el doble de alegres, los sueños compartidos son también el doble de ilusionantes. Por esta razón, si quieres de verdad a alguien pregúntate: ¿conozco sus sueños? ¿sé qué es lo que llenaría sus días de ilusión? Y, entonces, ya solo queda luchar también cada día para que ese sueño del otro se convierta en una realidad.
Que sus sueños sean tus sueños
Por lo tanto: primero conocer los sueños propios. Y, después, los del otro. Y eso no siempre es tan sencillo. O, a lo mejor, sí. Y, si no lo es, siempre puedes preguntar: “Cariño, ¿cuál es tu sueño? – Déjame que lo adivine”… Y, después, seguir las mismas reglas que con los sueños propios: ver si son realistas y fijarte tú (sí tú), pequeñas metas para conseguir los sueños del otro. O para ayudar al otro a conseguir sus sueños. Pequeñas metas, para alcanzar pequeños pasos que nos lleven a los dos a conseguir su sueño.
Pero piensa también que las metas no dan la felicidad. La felicidad no se alcanza en la meta, sino en el camino. Y si el camino que da la felicidad lo recorremos juntos, mejor una felicidad juntos.
¿Y si soñamos lo mismo?
Si nuestros sueños son compartidos, si los dos soñamos con la misma meta, entonces fijarse pequeñas metas e ir midiendo los avances será un camino que os una más. Los sueños compartidos son siempre el doble de ilusionantes y el doble de motivantes. ¡Y yo diría que son el doble de posibles!
En una palabra: Si luchar por mis sueños hace que mi vida sea ilusionante, vivir por los anhelos de la persona a la que amas hace que la vida de los dos se convierta en una ilusión compartida. Y si el sueño es compartido, será una aventura maravillosa ¿No crees que vale la pena?
Por tanto, si quieres un truco rápido para mejorar tu vida de pareja, lucha por los sueños del otro: primero, conocerlos, verbalizarlos y compartirlos. Y, después, luchar por ellos como si fueran los tuyos. O, mejor, hazlos tuyos y lucha por ellos. Con pequeñas metas, con objetivos conjuntos y compartidos. Y, si consigues que los dos tengáis el mismo sueño compartido haréis de esa lucha una maravillosa aventura juntos.
Escrito por: Fernando Poveda, autor del libro: La pareja que funciona. Blog: laparejaquefunciona.com
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