¿Cuántas veces directa o indirectamente has notado que te excedes en el uso de tu celular, dejando de lado a tus hijos?
Unos días atrás una amiga subió una historia a Instagram, en la que se veía la cara de ella escuchando y riéndose porque su hija de 6 años le decía: «mamá, ámame a mí como amas a tu celular»… luego de ver esto mucho vino a mi mente y quiero compartirles mis puntos de vista como padre primerizo.
La realidad es que más allá de chocarme mucho lo dicho por la hija de mi amiga, me pareció sumamente malo que ella la grabase y se riera, cuando su pequeñita lo único que le trataba de decir era: «por favor ya deja el celular y préstame atención». Y, es que quiero hacerles una pregunta: ¿cuántas veces hemos estado casi todo el día prendidos en el smartphone y ni siquiera vemos o tratamos de conversar o pasar tiempo de calidad con nuestros hijos?
Hace poco leí un artículo de un destacado sicólogo, en el que mencionaba el término: «padres a control remoto», qué quería decir esto o a qué hacía alusión con esta frase, la respuesta es sencilla, a que nos estamos volviendo padres a los que más nos importa nuestro celular, las redes sociales, los memes, los chismes, los videos de moda, la vida de las celebridades, el morbo e incluso hasta la crónica roja, pero a nuestros hijos sin importar la edad los dejamos a un lado, creyendo que con darles un smartphone, una tablet o video juegos todo estará bien… pero ¿y el amor de padres qué?
También caí en el mal uso del celular
No voy a mentirles, muchas veces también caí en lo mismo, darle un celular a mi hijo Santiago, quien a penas tiene 2 años y 8 meses, para que se distraiga un poco y deje a mi esposa y a mí poder trabajar tranquilos. Pensé que hacía lo correcto, hasta que un día tratando de hablar con Santi, él a duras penas solo me miraba de reojo, mientras que su atención estaba en la pantalla, esto se vino repitiendo por más de un mes, y fue cuando entendí mi gran error.
Para darle una solución al mal que yo mismo estaba causándole a mi hijo, primero me asesoré con varias sicólogas, con la pediatra de Santi e incluso una amiga de la iglesia nos regaló un libro excelente sobre la crianza de hijos, todas me indicaron que debía quitarle el celular inmediatamente, que todavía estaba a tiempo de enmendar y hacerle conocer a mi hijo que hay más a su alrededor que solo una pantalla y los videos.
Fue entonces que gradualmente empezamos mi esposa y yo a quitarle el celular a Santi, y procedimos a hacer con él otro tipo de rutinas, donde lo que más disfruta es ir al shopping (él nos dice que quiere ir al shopping porque allá están los juegos de tobogán, escaleras, globos, etc.), como también le fascina ir al parque, donde de no estar ocupada la cancha, se la pasa corriendo y la pasamos súper bien, soy su fan número 1 cuando anota un gol.
Vale recalcar que en familia también vamos a la iglesia, lugar donde Santi aprende de Dios y de su amor en la escuela dominical, y también ve y escucha a su mamá cantando y a su papá proyectando, cosas que a él le asombran y comparte con nosotros.
Los resultados
Desde que optamos por hacer estos cambios, Santiago interactúa mucho más con nosotros, con sus demás familiares e incluso con sus profesoras y compañeritos del cole, de hecho podría asegurarles que hoy Santi nos ama un poco más.
¿Hiciste bien al quitarle el celular a tu hijo pequeño? Es lo que me han preguntado, y mi respuesta es sí, de hecho espero reponerme de una enfermedad por la que estoy pasando para poder llevar a Santi otra vez al polideportivo y correr y reírnos como lo hacemos normalmente.
Además, en el parque también jugamos en los juegos infantiles, vamos a la cancha de basketball y aprovechamos para en la pista de atletismo correr así llueva.
Amigos padres aún estamos a tiempo para normalizar una crianza de nuestros hijos alejada de los celulares. Demostremos que así como tenemos tiempo para pasar horas y horas conectados, también podemos dedicarle horas de juegos a nuestros hijos sin importar su edad, ellos a la larga levarán en su memoria y corazones esto, y con el tiempo se los agradecerán. ¡Sí podemos!
Escrito por: Lcdo. Angel Ayala Arboleda, fiel siervo de Dios y feliz de tener una familia que lo pone a Él siempre en primer lugar.
-
Lee también sobre: 4 horas en las pantallas: ¿cuándo se convierte en adicción?