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Mantenernos saludables sin morir de hambre, ¿qué mejor forma que hacerlo en familia?

Reza la frase: Mamá a dieta, familia a dieta, al verla esta en el letrero, de la entrada de la cocina de una tía, pensaba que esto era un castigo. ¿Cómo es posible que alguien ejerza tanto poder como prohibirle comer al otro? La sola definición de esta “horrorosa” palabra, me recordaba que no era lo mío, según la RAE:

 Dieta: “régimen de vida”.
  1. f. Régimen que se manda observar a los enfermos o convalecientes en el comer y beber, y, por ext., esta comida y bebida.
  2. f. coloq. Privación completa de comer.

 

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Así, me cuestionaba cómo vivir un régimen o privación completa de comer, ¡era ilógico! Amable lector, debe saber que mi peso siempre fue entre 210 a 220 libras, que aumentó a 230 lb durante mi embarazo. Ante esto, el año pasado estuve en desánimo, eternamente cansada y con una rodilla lesionada que probablemente tendría que operar. Por ello decidí recurrir a una nutricionista y encontré la “dieta ideal”. Entendí que “dieta” sí es régimen, pero como un conjunto de normas que reglamentan o regulan “nuestra salud”. Aprendí que, cuando la aplica mamá, asesorada por algún experto, para todos en casa por igual, nos da una prueba invaluable de su amor.

La dieta del amor

 Es que la comida implica un modo de relación, tanto con los otros como con nosotros, siendo el momento de la comida el espacio para compartir, mimar, castigar, complacer, entre otras cosas más. Entonces, qué más que escoger lo mejor e investigar cómo, cuánto y cuándo debemos comer. ¿Qué mejor que cuestionar si comemos por hambre, ansiedad, tristeza? O por qué no, a amarnos comiendo siempre que nos haga bien. Dicho así suena muy lindo y hasta fácil. Sin embargo, perder peso y mantenerlo, es una de las metas más complicadas que podemos plantearnos.

 Vivir SANOS en  familia

Vivir este régimen de amor, de cuidados, precauciones, va desde dejar hecha la lonchera hasta compartir con gente que lo haga junto a nosotros. El autocuidado con la familia requiere de un trabajo entre todos. Enfatizo en qué comer, porque hoy he aprendido a cuidarme y mi salud ha mejorado notablemente, sin hacer ejercicio he bajado 40 libras luego de que tuve que operar mis rodillas. 

Lo más importante, ¡me mantengo! Adquirí la coherencia para pedírselo también a mi familia y poder decirles qué, cuánto y cuándo comer. Esto no porque me crea “la más experta”, sino porque lo viví y fue posible con la ayuda y motivación de mi familia. Había veces que comían conmigo, otras no, pero me decían: “¡dale!, piensa en lo bien que te vas a ver, en tus rodillas, en que me enseñas voluntad”. Esto último fue lo más gracioso y real.

Hoy creo en promover el amor en casa desde la comida, por lo que les dejo tips para motivarlos:

  1. Busca un profesional, hay mil dietas y jugos détox en todos lados, no te arriesgues e invierte en ti.
2. Si alguien de la casa está empezando un régimen, convérsenlo entre todos, así evitamos riesgos, problemas alimenticios y lo apoyamos.
3. Pregúntate cuál es la motivación para perder peso. Así sea estética o por salud, todas las razones son válidas y cada una conlleva exigencias diferentes, ten tu meta clara.
4. Si eres tú quien empieza el régimen, sé un ejemplo y procura no imponerle a todos tus decisiones.

Seguro, una vez que vean los resultados y a mamá llena de energía y saludable, se convertirá en tendencia. ¡Suerte!

Por Ma. del Carmen Rodrigo
Psicóloga Clínica
mariadelcarmenrodrigoh@gmail.com

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