“Iglesia asesina” y “Fuego a la Iglesia” fueron dos de las consignas elegidas por un grupo de vándalos que durante la noche del martes pintaron la fachada de la catedral de Rosario, en la provincia de Santa Fe, Argentina. El grupo, que se escindió de una marcha por el día internacional de la no violencia contra la mujer, reclamaba la despenalización del aborto.
Las pintadas fueron acompañadas por bombas de estruendo arrojadas por militantes tanto varones como mujeres. En el caso de las mujeres, escandalizó que durante su reclamo lo hicieran con el torso desnudo. En el templo se estaba celebrando la Eucaristía, por lo que hubo que cerrar las puertas, según relató un testigo al programa radial “El primero de la Mañana”, de la cadena La Ocho.
Militantes por la despenalización del aborto “denunciar a la Iglesia” por ser responsable de la muerte de cientos de mujeres en abortos clandestinos.
Los organizadores de la manifestación buscaron desligarse de los hechos contra la catedral, aunque no ahorraron acusaciones a la Iglesia. “Fue un acto aislado, cometido por un grupito que se desprendió de la marcha y que nunca se había consensuado, por lo que rompió con el espíritu colectivo de denuncia”, buscó aclarar la secretaria de género de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), María José Jerez, según consigna el diario La Capital.
Para el Arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Martín, lo acontecido es “lamentable”. “Rogamos por quienes nos persiguen y nos odian. Nosotros no somos enemigos de nadie. La Iglesia puede tener muchos enemigos, pero no es enemiga de nadie”, declaró a la radio rosarina. “Además de atacar a la Iglesia, han dañado un edificio emblemático de la ciudad. Por eso, a lo que han hecho le falta racionalidad”, agregó.
La activista local Gabriela Sosa, por su parte, calificó al hecho de “una tontería”, ya que, según esta promotora del aborto, se debe interpelar al Estado y no a la Iglesia.Sin embargo, esta militante, según consigna el diario, insistió en “denunciar a la Iglesia” porque por su objeción, juzga, es responsable de “la muerte de cientos de mujeres, siempre pobres, en abortos clandestinos”.
Esa cadena también recogió el testimonio del laico Ángel Fava, quien declaró que mientras grababa los agraviantes acontecimientos con su teléfono móvil le insultaron severamente ante la inacción de las fuerzas del orden.
Es frecuente que manifestaciones feministas concluyan de esta manera, atacando la catedral de la ciudad en la que tengan lugar, y agraviando a los fieles católicos allí presentes. También es usual que estos hechos ocurran ante la inacción de las fuerzas del orden para evitarlos. Lo llamativo, en esta ocasión, es que militantes que quizá compartan el rechazo a la Iglesia manifiesten públicamente lo contraproducente de estos severos agravios.
Vía: Aleteia