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María Helena y Rafael están por cumplir 40 años de casados  fruto de este matrimonio son 6 hijos y al momento 5 nietos. Ambos profesionales, pusieron en manos de Dios su relación, pero los caminos de Dios son misteriosos y uno de sus hijos fue víctima de las drogas, hoy nos cuentan su historia y comparten ciertos datos para que otras parejas estén atentas con sus hijos.

¿Cómo descubrieron que su hijo cayó en las adicciones?

Rafael: Bueno, mira, a lo largo de este camino, que ha sido largo y fue muy doloroso, mientras tratábamos de ayudarlo, siempre hubo ángeles que nos dieron luces, que nos iban avisando y nos iban compartiendo datos, indicadores o cosas que nos llevaban a comprender lo que le estaba pasando a Rafael.

Entonces, te diría que la primera forma en que nosotros supimos fue a través de una persona cercana a él, que él no sabe ni sabrá quién es, por supuesto, pero que fue la que nos alertó sobre eso que estaba pasando.

Pese a que sabíamos, como padres uno no siempre tiene las herramientas para sacar a un hijo de una adicción. Las adicciones son multicausales. Cada persona que cae en una adicción en un mundo aparte, sobre todo las razones son solamente de él.

Era nuestro hijo mayor y tenemos cinco más que lo veían, que de alguna manera con nosotros también sufrían el tema. Ahora, él fue víctima de una desgracia, podría decirlo así, porque una persona que tuvo toda nuestra confianza dentro del hogar cometió abuso sexual contra él y la desgracia además fue que nosotros no nos enteramos de eso, sino hasta después de muchos años.

María Helena: Es decir, que todo el tiempo en que él de niño y adolescente presentaba una conducta inadecuada, errática, incomprensible, nosotros como padres y los educadores y los demás estábamos abordando el tema desde un lugar que no era, que no correspondía porque no tuvimos la información a tiempo.

Teníamos 8 años luchando con la adicción de él, pero no estábamos realmente en el lugar en donde debíamos estar, habíamos pasado todo. Las cosas se fueron complicando.

Eso me marcó mi vida profesional porque es lo que hago cuando tengo una información que es importante para los padres, jamás la omito. En el caso de nuestro hijo, él había estado recibiendo ayuda desde los 18 años en que empezamos este proceso, pero quizás no estábamos dando en el blanco, en el que necesitábamos.

¿Qué acciones fueron las que tomaron para ayudar a su hijo?

Rafael: Eso es súper interesante porque requiere un balance. A ver, lo que podemos hacer los padres es dos cosas. No caer en la co-adicción, en la co-dependencia, pero al mismo tiempo no cerrar los canales de comunicación. Una de las cosas que yo me siento orgulloso es que nunca perdimos la comunicación con él.

Nunca dejó de ser nuestro hijo querido y no dejamos de ser para él sus padres queridos. ¿Qué puede hacer una familia? Una familia tiene que darle a su hijo todo su amor, todo el mejor ejemplo, los mejores consejos, e inclusive en la adicción el hijo puede agarrarse de ellos. Por ejemplo, Rafael, pese a que consumió drogas fuertes, nunca en su vida nos robó nada.

Había cosas que él no podía hacer. Pese a las drogas que consumió y a los muchísimos problemas que tuvo, nunca nos faltó el respeto, por lo menos conscientemente.

Entonces eso nos permitió a nosotros mantener la relación. Rafael entró creo que nueve veces, en diez años, nueve veces a sitios de rehabilitación, que son terribles. Sí, y entró siempre por su propio medios sin ser obligado y este es el consejo que le quiero dar a los padres con hijos con problemas de adicción: No importa lo que pase con tu hijo, no pierdas la comunicación con él.

María Helena: Sí, yo creo que lo que más nos ayudó con Rafael, inclusive antes de que supiéramos esa realidad que él había vivido, fue que en este camino nosotros nos dimos cuenta que lo único que podía ayudarnos era el amor incondicional. Es decir, antes de nosotros comprender esto, que podría decir que fue en la mitad de ese camino de los diez años, de trabajo y de lucha por sacarlo, nuestro amor sí estaba condicionado en el sentido de que él tenía esta mala conducta o estas desapariciones o faltas o conflictos con nosotros, con sus hermanos, etc.

Pero en un momento en que nosotros dijimos, no importa, te amamos tal cual eres, así, adicto, desordenado, pero, y en esto Rafael siempre fue muy firme, no puedes estar en la casa si no estás en recuperación o limpio, pero a pesar de todo esto y todo lo que esto nos causa, te amamos.  Y luego las cosas comienzan a hacer más clic todavía cuando tenemos esa información y entendemos de mejor manera las cosas, él comenzó a despegar.

La regla de Rafael de que no podía permanecer en casa si estaba drogado fue siempre clara y enérgica. Incluso recuerdo una ocasión en que ya los iba a buscar para decirle que se vaya, el ya se había ido a Montañita. Sabía el timing perfecto y evitaba la confrontación. Dejábamos pasar un tiempo y lo íbamos a rescatar en Montañita.

Rafael: ¿Alguna vez fracasamos? Pues muchas veces. Pero la mayoría de las veces, yo me acuerdo haber llegado a esperarlo en el hotel que estaba, y cuando me veía me decía, -papi ¿qué haces aquí?-, le explicaba y accedía respondiendo -bueno papi, vamos-.

Un tema importante, es que no creemos en eso de que tenga que tocar piso. Nunca debes dejarlo que toque fondo. Nunca debes abandonar a tu hijo. Eso no significa que le vas a permitir que haga contigo lo que quiera, eso no significa que vas a ser un co-dependiente o que vas a estar siempre angustiado. Porque alguien me dijo, cuidado, ese fondo es la muerte.

¿Ustedes creen que sus convicciones católicas les ayudo a sobrellevar esta situación?

María Helena: A mí profundamente, yo no hubiese podido enfrentar esta situación sin la ayuda de Dios, te podría decir que ese fue mi sostén.

Un día comprendí también el profundo dolor que se podía sentir como madre cuando recibí una llamada de Montañita, la persona no nos conocía y me dijo, María Helena, tu hijo Rafael está viviendo un terrible peligro aquí, lléveselo. Sentí como si un cuchillo atravesaba mi corazón.

Mi único refugio para mí fue Dios y la Virgen.  Mi tío Eduardo Manrique(+), cuando enfrento su cáncer decía, el dolor redime. Y yo no pude entenderlo sino hasta que vivimos esto.

Rafael: Yo soy más de la fe práctica, la fe del día a día, la fe de que las cosas tienen que salir bien, la fe actual. Y lo que sí, como dice Maria Helena, importante fue nunca dejar de ser felices, es decir nunca nos resentimos, nunca nos preguntamos por qué nosotros y qué hemos hecho. Sencillamente aceptamos lo que nos tocó vivir y fuimos felices con eso.

María Helena: Hay otra cosa que nos funcionó bastante bien y es que Rafael y yo siempre actuamos en postas. Es decir, estábamos muy unidos en la lucha, nunca nos culpabilizamos el uno al otro, que es algo típico.

¿Qué rol tuvo la familia ampliada en este proceso?

Rafael: ¡Fabuloso!, tanto de la familia de María Helena como de mi familia. Gracias a Dios, Rafael se merece ese amor, porque es un ser humano maravilloso, pero todo el mundo estaba pendiente, todo el mundo estaba dispuesto a ayudar, diría yo, todo el mundo, el que pudo ayudó cuando, de la manera que podía, hay uno hasta, un tío de él, Roberto, que lo llevó una vez, quizás en la llevada más difícil, yo no hubiera podido, fue terrible, pero todos, abuelos, tíos, los hermanos, cada uno en lo que podía, dando el amor sobretodo.

Nuestra red de apoyo es especialmente fuerte y realmente ha habido ocasiones en las cuales su entrega ha sido inexplicable. Lo que te digamos es poco, de mis cuñadas, de mis hermanos, de mis sobrinos y de mis hijos, pues ni se diga. Además, siempre haciendo alianzas. Cuando necesitábamos decirle algo, hacíamos que disimuladamente se lo encuentre y parezca que eso que le estaba diciendo era por su cuenta, pero en realidad lo habíamos arreglado.

Y a veces eran amigos de él. Hubo dos amigos de él que fueron cruciales en su recuperación. Siempre estaban en contacto conmigo, siempre lo llamaban a Rafael, me llamaban a mí, y nos ayudaban todo el tiempo.

¿Ustedes sienten que en algún momento tuvieron algo de culpa en este tema?

María Helena: Podría decirte que el error fue, que nosotros no fuimos desconfiados. Yo no tenía, como mamá, en el radar de la educación de mis hijos que pudiese existir un depredador cerca.

Pero ni por aquí. Tanto que a los 26 años de él, recibo una llamada a la psicóloga a la que él había ido por su cuenta y me dice, quiero hablar contigo. Luego de conversar con ella le dije a Rafael, Rafael creo que se va a tratar de abuso sexual, nunca se me había ocurrido.

Nuevamente lo vinculo a mi trabajo, y por eso es que hoy enseño el protocolo de prevención de abuso sexual inspirada en esta desgracia. Eso nos dejó en un lado ciego que nos hizo perder tiempo.

Rafael: Ese podría decirte que fue un error. Y en ese sentido yo no creo que ni María Helena ni yo nos sentimos culpables. Pero siempre se puede haber hecho las cosas mejor. Y no con un hijo que caiga en adicciones, sino con todos los hijos. Los primeros sufren las ansiedades de los padres.

Si yo pudiera regresar, lo único que haría es tener menos expectativas, preocuparme menos porque sean como tienen que ser y haber tenido una mejor comunicación, comunicación que sí tuvimos y nunca se rompió, pese a todo lo que enfrentamos.

Doy gracias a Dios porque siempre recurría a nosotros. Recurría a mí en los problemas que tenía. Me tocó enfrentar a gente que le quería hacer daño o que lo acusaba de esto o de aquello. Y acudía a mí. Imagínate, él siempre supo que nos tenía. Pero sí, sí creo que pudimos haber estado más atentos.

¿Qué consejos le darías a los padres jçovenes para tratar de evitar una situación así?

María Helena: Bueno, creo que hoy sabemos que las adicciones son un problema de emociones. Es decir, que lo más probable es que si tú te enganchas con una droga o con cualquier tipo de droga estas cubriendo, anestesiando un dolor, un trauma o algo que no has podido manejar emocionalmente. Te duele tanto que recurres a algo externo para no enfrentarlo.

Yo les diría que se preocupen siempre de fortalecer mucho su autoestima de estar atentos para saber si las conductas que los niños tienen son muestras de algo que ellos a lo mejor no están conociendo que no están observando y que deben investigarse para saber si es un signo de otra cosa que no están viendo.

Y en ese sentido la comunicación y el estar en cercanía en contacto en conexión con tu hijo es la clave. Les diría, hagan eso, conéctense con sus hijos, valídenlos y bueno, mantengan ese amor incondicional.

Rafael:  Dicen ahora, que la droga no es el problema, que la droga es la solución al problema. Y mi recomendación, si su hijo cae en drogas es que no tiene el problema de la droga, tiene otro problema que lo está solucionando con la droga o que lo está solucionando con el juego que no para o con ser absolutamente vago.

Mi recomendación es, salgamos de nuestros egos, salgamos de nuestras expectativas y entremos en el corazón de nuestros hijos. Con ayuda de profesionales busquemos lo que le está pasando emocional, psicológica y espiritualmente a mi hijo, por qué tiene un hueco que lo está llenando con la droga.

Por Arcadio Arosemena Robles/ video Julio Navas

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