Por María Helena Manrique de Lecaro |
Las cosas han cambiado. El consumo de drogas ya no está solo asociado a un escape de un vacío y dolor existencial. Ahora su uso es percibido como un comportamiento social aceptable.
Las cosas han cambiado. La droga ya no solo está asociada a una forma de escape de la triste realidad de la que se quiere huir. A más de ello, y en un primer nivel, la droga, pero muy especialmente la marihuana, se ha instalado en los jóvenes y muchos adultos, como una opción natural, que permite relajarse, compartirla socialmente y es considerada menos dañina que el tabaco y al alcohol.
No siempre se opta por la marihuana como escape de algo. Hoy se la equipara con la normalización que se hace del alcohol como invitado social, y generalmente es el paso siguiente a este. Nuestros adolescentes poseen muchos argumentos a favor del consumo de marihuana, con la creencia de que ellos “pueden dejar de consumirla cuando quieran”.
En realidad sabemos que ese es un falso paradigma del consumidor y que, quienes se recuperan, lo repiten a toda voz: “sabemos cuándo entramos en la droga, pero nunca cuando ni cómo salir”. Un porcentaje grande se queda atrapado, y otro tanto pasa a consumir cocaína, aunque sea solamente para probar y pasar luego a engrosar el número de quienes se enganchan luego en otras drogas y destruyen sus vidas a causa de ella.
No se duerma en el paradigma de que a su hijo no le puede pasar, hay que estar alertas, y la mejor forma de hacer una verdadera prevención es brindándoles los argumentos reales, científicos, apropiados.
“Soy funcional”, dicen algunos jóvenes profesionales; “No afecta mi desempeño laboral”; “Peor sería que me emborrache y cause problemas a mi alrededor”; “Es inofensiva”; “La prohibición es lo que la vuelve más deseada y clandestina”… Hoy que la prohibición en Ecuador ha cambiado su óptica, hay más argumentos aún para defenderla.
Le puede pasar a cualquiera
No se necesita describir el daño que la marihuana u otras drogas causan en la salud y en vida de las personas. Quiero separar en este artículo a aquellos para quienes la droga es un medio de fuga a su dolor existencial o familiar y aquellos que optan por ella como una forma de socialización y minimizan las consecuencias en su organismo y su siquis; ellos desconocen que podrían ser sujetos de quedar enganchados para siempre. Este último segmento de consumidores no pasa por problemas de autoestima o por traumas familiares. Simplemente tiene a la droga como un aliado de su vida y cree poder dominarla.
Ese grupo, principalmente los jóvenes que comienzan coqueteando con su primera droga: el alcohol, y luego con la marihuana, buscan argumentos y estadísticas que justifiquen su uso.
Mi llamado es a los padres de esos niños que aún no se han hecho jóvenes. Para que antes de que se encuentren en el medio social con la droga ya percibida como inofensiva , relajante y socialmente aceptable, puedan intervenir a tiempo, brindándoles los argumentos que se necesitan para concienciarlos antes de que nos ganen la partida los que tienen los argumentos contrarios.
Este artículo no es para explicar los daños que causan las drogas, ese trabajo es de ustedes y también pueden acceder a esta información a través de nuestro taller sobre la prevención de alcohol.