Tomemos esta guía para iniciar el nuevo año de la mejor forma.
¿Cuántas veces hemos hablado de la felicidad a lo largo de este año? Acaba otro año más y quizás hayas pensado en evaluar cómo ha sido o en cómo vivir para tener una familia feliz. Por esto quisiera compartirles algunas ideas para ayudarles, ya que esta no es tarea fácil, ni mucho menos algo a tomar con ligereza.
Un equilibro en la vida
En primer lugar, antes de proponer algunos consejos, debemos preguntarnos cómo están nuestras relaciones personales: con Dios, conmigo mismo y con los demás.
- Nuestra relación con Dios es algo primordial y al finalizar el año es una buena ocasión para preguntarte cómo va tu amistad con el Señor Jesús y tu amor a la Virgen. Revisa cómo está tu vida espiritual, tu amor a Dios y tu deseo de acercarte más a su corazón.
- Luego, revisa tu interior y examina si después de estos 365 días, tu corazón se convirtió un poco más de piedra a carne: más amante y menos egoísta; menos amargado; más compasivo y menos rencoroso; más generoso y misericordioso; más paciente y menos iracundo; menos prepotente y más agradecido.
- ¿Y la relación con los demás? Pocas cosas son tan importantes en la vida como nuestros seres queridos, así que cuídalos como un tesoro. Pregúntate cómo están tus relaciones familiares… ¿Has sido un buen hijo, hermano, padre o madre, esposo o esposa? ¿Y cómo están tus amistades? Recuerda que quién encuentra un amigo posee un tesoro, así que no dejes que se vayan.
Evaluar el año
Finalmente, les comparto algunos consejos para prepararnos y mirar hacia el año siguiente:
- ¿Cuáles son las metas que me fijé al comienzo del año que termina? Evalúa el nivel de progreso, los éxitos y los ensayos. Sobre las metas incompletas, ¿qué te ha impedido alcanzarlas? Revisa si vale la pena seguir con esos planes, si tienes que cambiar tus prioridades, o, la manera de hacer las cosas.
- ¿Cuáles han sido tus mejores días? Haz una lista de los momentos más felices para ti y para los que te rodean. Esto puede ayudarte mucho a verificar cuáles son tus fortalezas y qué experiencias son las más importantes personalmente y de quienes viven contigo. Así puedes esforzarte por buscar con más ahínco esas situaciones a lo largo del próximo año.
- Del mismo modo, ¿qué experiencias negativas tuvimos? Hay circunstancias en las que hemos errado, pero podemos repasarlas, crear un plan de acción y evitar volver a actuar así. No se trata simplemente de olvidar, sino recordarlas para aprender de los errores, y esforzarnos este año por no volver a cometerlos.
- ¿Cómo he ayudado a los demás? Debemos amarnos mutuamente y ponernos al servicio de los demás; bien sea liderando, inspirando o ayudando a otros a conseguir sus metas. Con lo aprendido durante este año, ¿cómo puedo vivir más la caridad para ser mejor cristiano?
Por último, basándonos en toda esta experiencia, preguntémonos ¿cuáles son mis metas para el nuevo año? Tengamos las prioridades claras en la vida. Por supuesto sabemos y lo hemos conversado en otras ocasiones: lo primero, siempre es el espacio que debe ocupar Dios en nuestras vidas, y, por lo tanto, nuestra vida espiritual, luego mi pareja y después los hijos. Seguramente siguiendo esta pequeña guía podremos tener un próspero año nuevo.
Por Pablo Augusto Perazzo
Máster en Educación