Compartir:

El matrimonio es un llamado a la santidad hermoso; pero también es un reto diario. Entonces ¿cómo crecer realmente juntos?

Hay relaciones complejas, difíciles, y para ninguna pareja es fácil tener una sana y positiva convivencia; pero siempre es posible mejorarla y hacer todo lo que está a nuestro alcance para incrementar la calidad de vida en el matrimonio.

 

 

Crecer realmente juntos

Para intentarlo y saber el cómo podemos crecer juntos, aquí tienes algunos puntos claves en los que puedes enfocarte:

ACTITUDES QUE FORTALEZCAN EL VÍCULO

El matrimonio es como un viaje que hacemos juntos en la vida, y como tal, tenemos momentos de todo tipo y nos vamos acostumbrando y acoplando de muchas maneras; pero para que la relación prospere y crezca es necesario fortalecerla con ingredientes como el tiempo, el trabajo en conjunto, el acompañamiento, la comprensión, el diálogo y desde luego un amor lleno de afecto y mutuas atenciones.

CALIDAD EN LA COMUNICACIÓN

¿Tienes charlas constantes de una manera directa, abierta y honesta en la que manifiestes tus sentimientos, necesidades, problemas, planes y expectativas? ¿Sabes escuchar con atención y sin interrumpir o juzgar lo que te dicen?

RESPETO Y HONESTIDAD

Jamás decir una mentira, ni siquiera las mal denominadas «piadosas», porque es una ofensa grave a la confianza íntima en el matrimonio. Aunque sea difícil y complejo, optemos por decir siempre la verdad, esto traerá muchos más frutos que el desliz de la mentira.

RECONOCIMIENTO

Valora y reconoce las opiniones, sentimientos y actividades que realiza tu pareja. Aprecia sus cualidades y aportaciones y no te obsesiones en sus carencias, debilidades y defectos; mucho menos adoptes la costumbre de señalarlas y criticarlas.

SENSIBILIDAD

Trata, al máximo posible, de escuchar, comprender, ser empático y ponerte en su lugar, sobre todo muéstrate sensible y compasivo en los momentos más difíciles que ha tenido o por los que pueda estar pasando.

Y desde luego, motiva y celebra sus logros, la superación de sus dificultades y se cómplice de todo lo que ayude a resolver las cosas de la mejor manera posible.

INTERÉS POR EL OTRO

Una de las cosas que más afectan a las parejas es no crecer juntos y ser demasiado individualistas, no estar ni siquiera enterados de las actividades profesionales o de las situaciones laborales por las que está pasando el otro.

Se trata de estar juntos, de crecer los dos con experiencias compartidas, sin -por ello- dejar de tener una vida individual rica y plena.

MANEJO DE EMOCIONES

Discutir con emociones negativas las diferencias de opinión y puntos de vista es un grave error. Es importante buscar un ambiente favorable para el diálogo, de concordia y afecto mutuo para llegar a unos buenos acuerdos; y no caer en el enojo y distanciamiento, como muchas veces suele terminar una discusión.

HACER EQUIPO

Al repartirse las actividades del hogar y de la familia se debe buscar una manera equitativa y de buena voluntad, sin imponer ni obligar a que se hagan las cosas por capricho y a la fuerza. Esto es una cuestión de respeto a la libertad y a las posibilidades de cada uno, y no una rigurosa obligación de hacer algo para lo que no se tienen las capacidades de hacer; o que no son del agrado del otro.

Organizarse y planear las cosas juntos les permitirá disfrutar de estar haciendo diversas actividades que los mantendrán alegres y motivados.

 

 

Un peregrinar agradable y seguro

El matrimonio es un caminar juntos, con crecimiento y aprendizaje permanente, para la prosperidad y ayuda mutua; por ello debe buscarse que el peregrinar de ambos sea agradable e infunda la seguridad de que hay alguien que verdaderamente está contigo, en las buenas y en las malas. Ese será el primer paso para evitar lo que sucede a muchas parejas, que cuando llegan los problemas, avientan la toalla y se echan a correr, dejando sola a la pareja ante las dificultades y los momentos más difíciles.

De aquí la gran importancia de vivir en un entorno agradable, propositivo, amigable, con una buena comunicación; la importancia de vivir sin agresividad ni luchas internas de poder, y mucho menos entremezclando el orgullo y el ego que tanto daño hacen.

La vida en pareja se trata de construir una convivencia de elevada calidad de vida con altos niveles de consciencia, afecto y cariño; dejar ser a tu pareja lo que es, aportar lo más que puedas para que vaya realizando su plan de vida y sienta la conquista de su mayor plenitud, no ser un estorbo, una carga o un impedimento para que logre sus ilusiones y misión en la vida.

Esta vocación exige ser flexibles y adaptables, con una gran capacidad de aceptar las cosas que se pueden cambiar y de reconocer aquellas en las que no hay nada que hacer para apreciar las cosas como son y vivir con ellas. Esa es una manifestación del verdadero amor.

 

 

Escrito por: Guillermo Dellamary, vía Aleteia.

 

Compartir: