La unión conyugal está lejos de ser una burbuja donde pasan los años sin ningún contratiempo. Aquí encontrarán algunas soluciones para crecer en el amor.
El matrimonio es como una planta
El matrimonio es como una planta a la que hay que regar todos los días. Algunas veces nos levantamos con deseos de impregnarla de agua con un balde; otras veces no tenemos las mismas ganas y lo hacemos con un gotero. Pero sea con balde o con gotero ¡hay que alimentarla todos los días!
El matrimonio es la única “profesión” en la que no nos graduamos con el diploma debajo del brazo. Hay que aprender a vivirlo, a disfrutarlo, a sacarle el máximo provecho en todas las circunstancias que la vida nos presenta cada día.
A medida que pasan los años, nos vamos conociendo más con nuestros cónyuges. Virtudes y defectos se van descubriendo, y esto nos debe unir más.
La vida matrimonial se enriquece en la medida en que sabemos llevar las dificultades que se presentan a lo largo de este camino que, en algunas ocasiones, se presenta con obstáculos: el mal humor, las incomprensiones, los gustos que no son compatibles, las diversas maneras de actuar. En todo caso, esto es necesario para crecer dentro del matrimonio.
La comunicación en pareja
La unión conyugal está lejos de ser una burbuja donde pasan los años sin ningún contratiempo. Cuando se presentan los problemas es cuando debemos poner énfasis en resolverlos, y una de los mejores terapeutas familiares se llama comunicación.
El diálogo conyugal no puede faltar en todos los años de la vida matrimonial. La comunicación no es solo hablar de nuestras dificultades, sino también escuchar, hacernos expertos en escuchar y en comprender también las necesidades por las que atraviesa nuestro cónyuge.
La esposa y el esposo siempre aportan algo. Nos hace crecer, nos ayuda a madurar, nos estabilizan, nos motivan a llegar a metas que, sin su ayuda, no las hubiéramos conseguido.
Nos corresponde entonces, hacer fructificar ese amor que nos prometimos mantener hace algunos años atrás. Superar las crisis, que se presentan en el matrimonio, se las superan con detalles, con el contacto corporal de un beso, de un abrazo, de una tomada de manos, pero sobre todo hablando, disculpando y cambiando.
El valor de la familia
Los hijos también son parte importante. Nos revitalizan, nos hacen más responsables, nos comprometen, ayudan a que amemos más. Pero la parte más valiosa en la casa, la tienen la esposa y el esposo, los dos juntos. Ellos en primer plano, mirando en una misma dirección.
Hay que disfrutar de los momentos más felices que se viven en el matrimonio. Que no solo permanezcan en nuestros recuerdos, sino tenerlos también físicamente en una foto, en un cuadro, en un video, en la pequeñez de un instrumento electrónico.
La riqueza en los altibajos
Hay que estar preparados para los momentos en que las complicaciones afecten a la unión conyugal. Algunas veces estos problemas serán de pareja; otros estarán motivados por situaciones relacionadas con los hijos, con sus caídas y fracasos.
Los altibajos en el matrimonio siempre estarán presentes, pero serán nuestra riqueza en la medida que se conviertan en una oportunidad para crecer y madurar en el amor.
Por: Mario Monteverde
Orientador Familiar