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Muchos no conocen del importante rol de las emociones para la pérdida de peso.

Acabaron las fiestas, en las que tuvimos algunos excesos en la alimentación, pero no perdamos la calma, ni nos decepcionemos de nosotros mismos si subimos un poco de peso; más bien volvamos a empezar con más ánimo y ganas. La buena voluntad es un factor fundamental para la persona que desea perder peso y lograr cumplir su objetivo.

La pérdida de peso incluye una serie de cambios de hábitos y muchas veces nos resistimos porque es los más cómodo, por temor, por falta de motivación o simplemente porque no lo reconocemos como necesario. Estas modificaciones en nuestra vida requerirán de convicción, así que pregúntate a ti mismo ¿siento esa determinación a la hora de llevar una alimentación saludable?

De ser así, tengamos en cuenta que hay un factor que juega en contra de la pérdida de peso: las emociones negativas. Por lo que debemos aprender a identificarlas para tomar acción sobre ellas, para conocernos mejor y actuar de forma correcta cuando las sintamos, ya que para que algo cambie primero debemos cambiar nosotros.

Felicidad de mentira

Cuando los malos hábitos son parte de nuestra vida y nos hemos acostumbrado a vivir así, nos cuesta pensar en cambiar porque toda modificación requiere de esfuerzo y lograrlo trae consigo pequeños sacrificios. Se han preguntado, ¿soy feliz llevando una mala alimentación? Muchas veces lo creemos, porque tanto los alimentos azucarados como los ricos en grasa producen satisfacción al momento de ingerirlos, pero olvidamos que perjudican nuestra salud y crean dependencia. 

Puesto que debemos aspirar al bienestar de nuestro cuerpo, no crees que merezca la pena cuestionarse: ¿a quién le das la llave de tu felicidad? No caigamos en la trampa de ser esclavos de las papas fritas y la bollería industrial.

Factor queja

Muchas veces escuchamos que las personas dicen cosas como “si… ya sé que es bueno reducir las grasas, pero es que ahora como fuera de casa y me es más difícil”. Si bien ellos desean ser comprendidos, también buscan tener la razón aferrándose a argumentos que explican su “resistencia”.

Este tipo de pensamientos no aportan una solución al problema y estancan en el progreso de alcanzar la meta. Luego viene el factor queja donde al no poder bajar de peso o no lograr comer bien se convierten en víctimas de sus propias recriminaciones.

Resistirse al cambio

Al no estar totalmente seguro de querer una real transformación se genera un dilema que produce malestar y una mezcla de inseguridades, entre no estar 100% dispuesto y no verte capaz de hacer el esfuerzo necesario. Al llevar mucho tiempo tratando de cambiar hábitos o mejorar la alimentación “tiras la toalla”, despertando un sentimiento de culpa y una sensación de incapacidad. A pesar de varios intentos al recaer en los malos hábitos alimenticios, la culpa se trasforma en ira, lo que desarrolla una actitud a la defensiva y una serie de justificaciones por tapar la verdad.

El cambio está en ti

Existen muchas excusas que podrían sabotear la decisión de modificar hábitos, pero es importante empezar por tener:

  • Claridad en la meta.
  • Voluntad de cambiar.
  • Reconocer las emociones negativas y actuar sobre ellas.
  • Llenarse de pensamientos positivos.
  • Apoyarse de un buen profesional y de personas que motiven a lograrlo.

Todo esto en conjunto va a permitir que poco a poco se den cambios efectivos en tu estilo de vida. Recuerda “no hay pacientes sin recursos, solo estados mentales sin recursos”.

Por Lcda. Melissa Coto
Nutricionista y dietista
@nutrimelicoto

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