No hay una edad exacta establecida para que un niño hable. El milagro del lenguaje es tan variable como el número de niños en el mundo. Sin embargo, existen pequeñas señales que nos pueden decir si está en el camino normal del desarrollo, o si ya hay que hacer algo más para desarrollar y favorecer el lenguaje en él.
Los niños, antes de cumplir un año, balbucean, dicen sílabas e imitan sonidos. A los dos años ya son perfectamente capaces de decir varias palabras básicas en su vida diaria. Pero cuando a esta edad el pequeño no reproduce sonidos o son muy pocas palabras las que dice, hay que darse a la tarea de revisar los siguientes seis puntos para darles un empujoncito:
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1. Poca producción verbal de los padres…
…o mal manejo familiar.¿Sabías que algunos niños no hablan porque sus padres no les hablan lo suficiente? Así es: los padres deben de hablar con frecuencia a sus niños, escuchar música y cantar con ellos, decirles rimas y repetir versos una y otra vez para que su oído se afine y su lenguaje se desarrolle de forma normal.
Otros problemas de lenguaje que generan los padres tienen que ver con que a los niños «les adivinan» lo que quieren decir y les impiden esforzarse por aprender y usar palabras a cada momento. Hay niños que con sólo señalar o hacer un ruido la mamá «adivina» lo que quiere y se lo da, o le acerca varios objetos para que el pequeño escoja; todo esto lo limita y le dice que no tiene necesidad de hablar.
Los padres también cometen el error de deformar palabras, cambiarlas o sintetizar el lenguaje, incluso de «infantilizarlo». El niño debe de escuchar muchas palabras pronunciadas de forma correcta y utilizarlas apropiadamente en la vida diaria; eso le dará riqueza verbal.
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2. No hacer oídos sordos
Hacer revisar el oído del niño puede ser la solución para que no repita palabras o las diga de manera incorrecta. Incluso, podría corregirse el que no comprenda lo que se le dice.
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3. La voz y el aparato fonador
Debemos ser conscientes de que existen problemas fisiológicos que pueden afectar el habla infantil: labio leporino, paladar hendido, problemas en la lengua, frenillo, malformaciones en garganta, faringe, laringe, etcétera. Esto nada más un médico puede diagnosticarlo y atenderlo con oportunidad.
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4. Lo emocional lleva su parte
La tartamudez y el mutismo selectivo, por ejemplo, pueden ser consecuencias de trastornos emocionales que deben de ser atendidos y diagnosticados por especialistas. Estas cuestiones, por ningún, hay que minimizarlas, sino darles la importancia debida.
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5. Sospecha de autismo
El autismo tiene un espectro muy amplio donde la falta de comunicación es una característica bastante particular. Si tu hijo no habla no quiere decir que sea autista, pero sí que debe ser valorado por especialistas para descartar este padecimiento o determinar, en su caso, en qué parte del espectro de autismo pudiera ubicarse.
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6. Lesión cerebral
El lenguaje es consecuencia de muchos factores y el buen funcionamiento cerebral es fundamental. Cuando se habla de lesiones cerebrales no son lesiones que se puedan observar a simple vista, hay que acudir cuanto antes con un especialista.
El lenguaje es un don que el ser humano tiene y por fortuna existen muchas formas de expresar lo que sentimos y comunicarnos con los demás. El amor es la manera más fiel y clara de hacerlo. No lo olvides.
Vía: familias.com