Padre: ¿Qué significa para este Papa la misericordia, que hasta le ha dedicado este año? Ricardo A.
Dios solo sabe amar. De hecho, la Biblia dice que Dios es amor (1 Jn 4,8). Pero no se trata de un amor abstracto, lejano, hecho solo de sentimientos. El amor de Dios es concreto, real e incluso vivo.
La misericordia es importante precisamente porque Dios ama de manera concreta. Me explico: El hombre está manchado por el pecado, maltratado por su egoísmo, adolorido por los golpes que le ha costado estar lejos de su Padre. Por eso, porque nos ama, Dios nos levanta, nos perdona, nos limpia y nos devuelve la dignidad. A ese amor con el cual el Señor cuida del pecador le llamamos misericordia. ¡Misericordia es el nombre nuevo del amor de Dios!
El mundo tiene necesidad urgente de conocer y valorar esta misericordia de Dios, por eso es un tema que –en palabras del Papa- “exige ser propuesto una vez más con nuevo entusiasmo”. Esta es la principal razón por la que Francisco convoca a un año de la misericordia que comenzará el 8 de diciembre de este año y terminará el 20 de noviembre de 2016, pues quiere que comprendamos que “la misericordia de Dios es su responsabilidad por nosotros. Él se siente responsable, es decir desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de alegría y serenos”.
Esa misericordia es ante todo el perdón que se nos ha dado en Jesús, “rostro de la misericordia” del Padre. El Papa quiere que sepamos que “la misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor que perdona”. Por eso nos invita, en primer lugar, a acudir a la confesión que “será para cada penitente fuente de verdadera paz interior”.
Junto al regalo del perdón, el Papa nos invita a la conversión: “¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida! Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón”, pues “permanecer en el camino del mal es solo fuente de ilusión y de tristeza. La verdadera vida es algo bien distinto. Dios no se cansa de tender la mano”.
Finalmente, el Santo Padre nos recuerda que la misericordia no es solamente una realidad que recibimos, sino más bien un don que tenemos que compartir con los demás. Por eso, el lema del año de la misericordia es “Misericordiosos como el Padre”. Para poder cumplir con este ideal, el Papa nos señala el camino trazado por Cristo: “El Señor Jesús indica las etapas de la peregrinación mediante la cual es posible alcanzar esta meta: “No juzguen a otros, y Dios no los juzgará a ustedes. No condenen a otros, y Dios no los condenará a ustedes. Perdonen, y Dios los perdonará. Den a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una medida buena, apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les devolverá a ustedes.” (Lc 6,37-38). No juzgar, perdonar y compartir generosamente son los tres pasos que debemos recorrer para compartir con otros la misericordia que Dios ha tenido con nosotros.
En resumen, el Papa Francisco nos llama a vivir un año dedicado a la misericordia porque está convencido que “la misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia”. Quiera Dios que durante el jubileo que pronto comenzará, hagamos nuestra su extraordinaria convicción.
*Todas las frases en comillas pertenecen a la bula “Misericordiae Vultus” con la que el Papa convocó al Jubileo de la misericordia.
Por: P. José Manuel Delgado
Párroco Iglesia Nuestra Señora de Czestochowa