El abordaje terapéutico que hacen estas instituciones están supervisadas por la ley y no debe ser un proceso traumático como en épocas pasadas.
Con este artículo, espero desmitificar los tratamientos de recuperación de adictos como algo que se consideraba draconiano y sufrido. Para que se comprenda la explicación, estos procesos no pueden ni deben de ser traumáticos para el individuo y la familia.
Hoy las clínicas profesionales de recuperación de adictos, son avaladas por el Ministerio de Salud Pública. De esta manera, se garantiza que el tipo de abordaje terapéutico esté supervisado bajo controles de la ley, lo que significa que no existirán abusos de épocas anteriores.
En estos centros de recuperación existen tres poblaciones de pacientes: menores de edad, adultos y mujeres.
Las clínicas de recuperación no son lugares de castigo al ser humano. Los procesos de recuperación e intervención deben ser dignos en su trato y manejo.
En el caso de los menores de edad, se los trata de una manera diferente, por la misma condición de menores tienen derechos que no pueden ser vulnerados, y por eso se busca siempre que se reintegren inmediatamente a sus actividades académicas. Los tratamientos pueden variar de acuerdo a la penetración de la escala de gravedad de consumo y el enfoque terapéutico primario va a ser el no uso y abuso de sustancias que alteren la mente o el estado de ánimo (drogas de cualquier tipo).
Desarrollo del tratamiento
Las clínicas deben tener equipos multidisciplinarios: psiquiatras, psicólogos, terapeutas familiares y vivenciales con modelos claros y explicativos hacia la familia de cómo se va a realizar el abordaje terapéutico. Asimismo, es muy importante que exista una fase de seguimiento, de esta manera se garantiza que el tratamiento se monitoree aún cuando el individuo salga de su tratamiento de internamiento. A esto se denomina “fase de seguimiento ambulatorio”.
De igual manera, es importante no dejar de tratar a la familia, quien también se enferma y en la mayoría de los casos que he visto no saben cómo actuar frente a las diferentes manifestaciones de la enfermedad de su pariente. Siempre destaco que es muy importante tener claro desde el principio, que la adicción es una enfermedad, no un problema de moral, y hay que tratarla como tal.
El familiar de un adicto siempre tiene que estar cerca de los movimientos de recuperación y de los lugares de recuperación. No perder el contacto con los especialistas en esta problemática ya que al estar relacionado con personas que entienden esta enfermedad, se los va a poder seguir ayudando.
Las clínicas de recuperación no son lugares miserables y de castigo al ser humano. Los procesos de recuperación e intervención deben ser dignos en su trato y manejo. Por esta razón, la familia debe exigir que estas instituciones tengan equipos de profesionales con experiencia en el tratamiento de los pacientes con esta patología.
No se avergüencen, busquen ayuda profesional y tendrán una alta probabilidad de sacar a su familiar de las garras de esta enfermedad, que no solo destruye al individuo sino a su familia.
Por Antonio Rimassa Chiriboga |