Mensaje del Obispo de Loja ante la situación que vive el país.
Queridos hermanos y hermanas:
Les escribo convencido de que el Pastor no puede ser indiferente ante las realidades que vive su pueblo. No puedo quedarme callado ante lo que estoy viendo que se vive en el Ecuador y que nos afecta a todos.
No me he quedado callado delante del Señor. Todos estos días he pedido, en mi oración personal y en las Eucaristías que he celebrado, por la paz en el país y sobre todo, para que podamos escucharnos y dialogar.
Sí, hermanos, estas palabras las dirijo a ustedes, a mi Diócesis, pero espero que lleguen a todos y que puedan ser también escuchadas por las autoridades que rigen el Ecuador. Hago un llamado al “DIÁLOGO” como único camino posible de encontrar una solución justa y razonable.
Me preocupa la polarización que comienza a sentirse en el país. También es preocupante el observar que no se sabe escuchar, ver o ni leer la realidad que se vive en estos días. No creo que sea color de camisetas, ni verdes ni negras; no creo que sea cuestión de modelos de carros o de buses; no creo que sea el que son muchos o diez pelagatos. No, para mí, y puedo estar equivocado, es más profundo. Hay una voz que se ha alzado en estos días y que debe ser escuchada para encontrar entre todos caminos de justicia, de paz y unidad.
El Papa Francisco, cuya venida esperamos con alegría, nos dice: “No puede haber paz sin diálogo” También afirma que “el diálogo es muy importante para la propia madurez, porque en el confrontarse con la otra persona, con las otras culturas, también en la confrontación sana con las otras religiones uno crece y madura…” Y aquí no estamos hablando de un diálogo entre religiones, estoy hablando y pidiendo un diálogo entre hermanos, un diálogo entre ecuatorianos.
El Papa Francisco, cuya venida esperamos con alegría, nos dice: “No puede haber paz sin diálogo”
Es cierto, nos dice Francisco, que existe un riesgo y no es otro que el de cerrarse en la propia posición: “Es cierto, existe un riesgo: que si en el diálogo uno se cierra y se molesta, se puede pelear y ese es el peligro. Y eso no está bien, porque nosotros dialogamos para encontrarnos, no para pelear”.
Al mismo tiempo de señalarnos el riesgo, el Papa nos indica la actitud más profunda que debemos asumir para dialogar y no pelear: la mansedumbre: “Es la capacidad de encontrar a las personas, de encontrar a las culturas con paz. La capacidad de hacer preguntas inteligentes: “Por qué piensas así?” “Por qué esta cultura es así?” Escuchar a los otros y luego hablar. Primero escuchar, luego hablar. Esto es mansedumbre”
No vamos a pensar iguales, eso lo sabemos. Cada uno tiene su manera de pensar y ver las cosas, pero dialogando, como hombres y mujeres llenos de mansedumbre, respetando al otro en sus diferencias, vamos a encontrar el camino de paz. Debemos lanzarnos hoy a esta “bella aventura del diálogo”, como nos dice Francisco para construir puentes que nos acerquen como hermanos, como ecuatorianos. Este diálogo es el que hace la paz. No puede haber paz sin diálogo.
No queremos sangre derramada en las calles de nuestras ciudades. Somos hermanos y como tales debemos encontrar caminos de diálogo.
No queremos, nadie quiere en el Ecuador, una confrontación entre hermanos. No queremos sangre derramada en las calles de nuestras ciudades. Somos hermanos y como tales debemos encontrar caminos de diálogo. El Papa Francisco insiste: “No puede haber paz sin diálogo. Todas las guerras, todas las luchas, todos los problemas que no se resuelven, que se encuentran, existen por falta de diálogo. Cuando hay un problema, diálogo: eso hace la paz”.
Este es mi pedido, lo hago como hombre de fe, como hombre de Iglesia y como ecuatoriano. Abramos el camino al diálogo, escuchemos desde ya a Francisco, por eso he traído sus palabras, que quiere venir a nuestro país para dejarnos un mensaje de fe, esperanza y unidad. ¿Qué país va a encontrar Francisco? ¿Seremos capaces de estar unidos mirando todos en una misma dirección? ¿Seremos capaces de construir la paz como hermanos? Es sin duda el gran desafío.
Al mismo tiempo, pido que en todas las parroquias, comunidades religiosas, instituciones educativas católicas, el día de mañana, martes 16 de junio, se ore por la paz en el Ecuador. Pongamos esa intención en nuestras oraciones personales y comunitarias. Y al final de esta semana, el jueves o viernes, según la realidad parroquial, en la Hora Santa, se pida insistentemente para que se encuentren los caminos de diálogo y de paz en el Ecuador.
Reciban mi bendición de padre, pastor y obispo
+ Alfredo José Espinoza Mateus, sdb
Obispo de Loja