Hace unos días el ex nuncio apostólico en EE.UU. Carlo Maria Viganò, publicó una carta en la que asegura que el papa Francisco y altos mandos de la curia sabían de los abusos de McCarrick y lo encubrieron.
El reciente caso del informe Pennsylvania, sobre los abusos perpetuados por el ex cardenal McCarrick por más de 70 años ha despertado un gran desafío de confianza en la fiabilidad del liderazgo de la Iglesia.
Carta completa de Mons. Viganò publicada en agosto del presente año.
Puntos claves de la carta
El documento recoge varias conversaciones suyas con el papa Francisco, en las que el pontífice le preguntó expresamente por el cardenal McCarrick:
» El Papa me preguntó con tono muy cordial: ¿Cómo es el cardenal McCarrick?» Le respondí con total franqueza y, si lo desean, con mucha ingenuidad. “Santo Padre, no sé si usted conoce al cardenal McCarrick; pero si le pregunta a la Congregación para los Obispos, hay un dossier así de grande sobre él. Ha corrompido a generaciones de seminaristas y sacerdotes, y el Papa Benedicto le ha impuesto retirarse a una vida de oración y penitencia. «
Además, añade más adelante que unos meses después, en una nueva reunión tuvieron una conversación similar. En este caso sobre cardenal Donald Wuerl; quien hoy declara no saber nada de los abusos
La postura del papa Francisco
El fin de semana finalizó la visita del Papa por Irlanda al encuentro de las familias, aquí el Pontífice fue abordado por los periodistas para pronunciarse respecto a las acusaciones realizadas por Mons. Viganò, ante esto respondió:
Yo no diré una palabra sobre esto, creo que el comunicado habla por sí mismo y ustedes tienen la capacidad periodística suficiente para sacar sus conclusiones.
El Papa señaló que se trata de un acto de confianza y que «cuando pase algo de tiempo y ustedes tengan las conclusiones tal vez hablaré… pero yo quisiera que vuestra madurez profesional haga este trabajo».
¿Qué hacemos fieles?
Ante el silencio de la Iglesia, las acusaciones siguen surgiendo, donde cada vez son más los incriminados de encubrimiento. Sin duda, hoy vemos cómo la avaricia, el poder y la codicia, han sido más grandes; pasando por encima de la moral.
Sin embargo, esta es una oportunidad para rezar, para se clarifiquen los sucesos que están golpeando a la Iglesia. Oremos para que los culpables sean llevados a la justicia, por quienes encubrieron, por quienes callaron; pero principalmente por las víctimas. Asumamos su dolor, acompañémoslos, que sepan que unos pocos no hacen toda una institución, que todavía hay amor ya que solo así podremos todos sanar.
Por: Redacción Vive
Con información de Aciprensa, Infocatólica