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En la nueva realidad que vivimos hoy, el equilibrio físico y mental es tu mejor aliado. La salud emocional y física son fundamentales.

Desde muy pequeños nos enseñan que la salud física es importante. Pero ¿Sabías que las emociones tienen una relación directa con tu salud física? Tener paz mental, tener una buena autoestima, mejorar las relaciones humanas ayudan a estar en equilibrio.

Estar anímicamente inestable afecta a quien se encuentra en ese estado y también a los que están a su alrededor, ya que, así como la atmósfera contaminada nos afecta los pulmones, la atmósfera en el ambiente en el que estamos también nos intoxica. Y, es nuestra responsabilidad, empezar a tener inteligencia emocional y dar los primeros pasos para el cambio.

No se trata de no sentir, ni de negar una realidad. Se trata de gestionar y empezar a optimizar los recursos internos. Numerosos estudios científicos indican que acumular emociones y embotellarlas, lastima mucho y hace que la persona desencadene patologías como la depresión y ansiedad.

 

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Reconocer lo que sucede en nuestro interior

Toma nota de los siguientes pasos para que aprendas a reconocer que sucede en tu interior:

  • Evita juicios de valor frente a lo que sientes.
  • Reconoce lo que sientes y ponle el nombre adecuado. Es decir, diferencia cuando se trata de miedo, tristeza, rabia frustración, etc.
  • ¿Luego pregúntate esta emoción ha llegado en este momento para enseñarme algo? Por ejemplo, si tienes rabia frente a una situación que consideras injusta, no basta solo con enojarte, sino también en reconocer que tal vez esa emoción te está pidiendo a gritos que pongas limites sanos en tus relaciones.

Expresar asertivamente lo que sentimos, nuestras emociones

Para poder expresar lo que sentimos sin lastimarnos o lastimar a otros puedes escribir todo lo que sientes, por un espacio de tiempo determinado (entre 10 y 15 minutos), mientras escribes permítete sentir, sacude las aguas turbias para ver los peces.

Escribir lo que sientes, te permite ver hacia adentro y tener un espejo de lo que estás pasando así que darás el primer paso que es aceptar.

Ten en cuenta que aceptar no se trata de resignarse, sino más bien de percibir que estas en un determinado estado y solo así podrás gestionar para levantarte con fuerza.

Una vez gestionada tu emoción puedes dirigirte a la otra persona y expresarle primero lo que sientes y luego lo que solicitas, poco a poco empezar a hacer parte de ti el hábito de no guardar lo que sientes.

Si tienes hijos, ayúdales a reconocer sus emociones, puesto que estas se dan automáticamente, pero la inteligencia emocional se aprende. Un adulto puede llegar a autorregularse, pero un niño requiere una corregulación. Ayúdales a cuidar su cerebro y más adelante ellos podrán ser autónomos y tener una vida más sana.

Haz ejercicio, tener una actividad física tiene un efecto similar al efecto de un antidepresivo. El deporte equilibra tus estados, así que tendrás un beneficio mental y físico.

Aliméntate sanamente. Cuando hay exceso de comidas rápidas o no tan sanas, nuestro cerebro necesita invertir más energía para procesar estos alimentos y es así como la energía que necesitas para otras cosas se ve afectada.

Inicia un diario de agradecimiento, ahí registra las cosas buenas que te suceden, de esta forma tu mente empezará a cambiar el foco de atención y podrás estar en más clama frente a las diferentes circunstancias de la vida.

Reencontrase con las emociones es terapéutico, acéptate, gestiona y evoluciona. Recuerda la vida no es sobrevivir sino vivir.

 

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Escrito por: Carol Obando, Directora Centro Internacional de PNL, Coaching y Psicología.

 

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