Estamos viviendo tiempos nuevos, donde hoy, personas de la tercera edad fueron de jóvenes grandes atletas o aficionados deportistas que no están dispuestos a “colgar los botines”, únicamente porque han alcanzado cierta edad. Tomo como ejemplo a mi padre, Manuel, de 73 años, aficionado a la práctica del tenis desde muy pequeño. Todos los fines de semana se reúne con su “grupo de tenis”. Él es el más joven de todos y reciben lecciones de estilo de “Pichin”, su amigo de 93 años que, a pesar de su paso lento, sus reflejos un poco tardíos y su fuerza disminuida -por el paso natural del tiempo- conserva con orgullo un swing, tanto elegante como efectivo, a la hora de jugar.
Pedirles a estos adultos mayores que han crecido con una cultura deportiva muy fuerte y arraigada, que detengan su práctica es inútil. Pero, para nuestra tranquilidad y su seguridad, sí les podemos pedir:
- Bajar la intensidad o la frecuencia de la práctica según su cuerpo lo pida.
- Hidratarse con frecuencia y a conciencia.
- Utilizar elementos protectores.
- No exponerse a un sol muy fuerte. Es preferible practicar el deporte bajo techo o a primera hora de la mañana.
- Usar protección solar y gorra.
- Utilizar un calzado deportivo ultra seguro, más que estético.
- Consultar a su médico al emprender una nueva rutina de ejercicios.
Duración de una rutina de ejercicios
La Organización Mundial de la Salud y otras entidades recomiendan a los adultos mayores dos horas y media de actividad física moderada a la semana (caminatas, natación, deporte de bajo contacto e impacto como tenis, sesión de aeróbicos).
Si 150 minutos parece mucho tiempo, recordemos que se pueden hacer descansos cada 10 minutos e hidratarse.
También se puede practicar entrenamiento de fuerza y resistencia muscular con propio peso (levantar pesas de no más de 5 lb, fuerza con bandas elásticas, yoga), dos veces a la semana.
Existe una clase de aeróbicos popular en Estados Unidos más conocida como Sittercise (ejercicios sentados) y que ya se aplica en nuestra ciudad. Se trata de una rutina de aeróbicos aproximadamente de 20 minutos sentados desde una silla, para luego proceder a ejercitar la fuerza con bandas elásticas.
El nadar, caminar en el parque, asistir a una clase de tenis, de gimnasia, o participar de un grupo comunitario de taichí no solo tiene grandes beneficios físicos y mentales, sino que además, crea un espacio de sociabilización invaluable, en especial para la tercera edad, que muchas veces ven encogerse su red de apoyo con el paso de los años.
Nunca es tarde para inscribirse en una clase de ejercicio físico con amigos, para compartir. Seguramente con un poco de investigación descubriremos que en un parque cercano, en la casa comunal de alguna ciudadela, por las mañanas en los gimnasios o, por qué no, contratando a un instructor para ejercitarnos con nuestro grupo de amigos y familia, podremos encontrar una práctica semanal que nos haga sentir vivos y sanos.
Por Camila Valdivieso |