En el sistema de evaluación actual las tareas son muy importantes.
Desde hace un par de años, hemos visto que la libreta de nuestros hijos se ha llenado de calificaciones: hay un casillero para las tareas en casa, para las actividades en clase, uno para las lecciones, otro para la evaluación sumativa y el del promedio. ¡Todo esto dentro de un mismo parcial! Vemos cómo estas mismas notas se repiten en cada materia, y así cada mes y medio más o menos, se recibe un boletín lleno de números que para algunos padres puede ser difícil de entender.
Veamos las diferencias:
En “nuestra época”, había una nota por parcial, donde la mayoría del peso en la calificación correspondía al aporte y a lo mejor uno o dos puntos por deberes y actuación en clase. En este sistema de evaluación, se daba prioridad al resultado del proceso educativo: si un estudiante conquistó el conocimiento de esa unidad, daría una buena lección y obteniendo buena nota en la libreta. Fin de la historia.
Hoy en día, el sistema de evaluación trata de enfocarse más en el proceso que en el resultado del aprendizaje. Donde el peso de cada componente en el promedio del parcial, suele ser similar, 25% cada uno. Así se nos permite medir el proceso, además de evaluar los conocimientos poco a poco y tener un indicador de cómo avanza el chico en hábitos y valores.
El camino para las buenas notas
Un estudiante que cumple adecuadamente sus tareas para la casa, además de tener una buena nota, nos evidencia responsabilidad. Un estudiante que participa activamente en la clase, demuestra capacidad de trabajo en equipo y liderazgo. El éxito en las lecciones, nos habla de cómo va aprendiendo cada parte del proceso y nos permite tomar correctivos a tiempo tanto en el colegio como en el hogar. Y finalmente, la evaluación sumativa, nos muestra el resultado.
Teniendo en cuenta que, para nosotros como padres y educadores, es importante que los chicos obtengan buenas calificaciones, por lo que debemos hacerles entender la importancia y el peso que tienen en su promedio las tareas y las actuaciones en clase, donde suele ser más “fácil” asegurar una buena nota.
Los puntos que pesan
Hagamos el ejercicio: un estudiante que se esfuerza en tareas, actuaciones y lecciones (saca 10/10), y se cae estrepitosamente en la evaluación sumativa (saca 5/10), lleva en su promedio 8,75/10. Esta nota equivalente a “muy bueno”, refuerza en el estudiante la idea de que su esfuerzo vale la pena, que ser cumplido y responsable trae buenos frutos, aunque aún puede mejorar preparándose mejor para la próxima evaluación sumativa.
En el escenario anterior, el 5/10 (o 10/20) del aporte, hubiera ido directamente a la libreta, trayendo consigo, frustración, sensación de fracaso y muy probablemente un castigo en casa por sacar mala nota.
Veámoslo en otro caso: un chico muy inteligente, que capta los aprendizajes a la primera, siente que ya sabe y no se esfuerza durante el proceso: no presenta deberes (0/10 en tareas), conversa en clase distrayendo a sus compañeros (0/10 en actividades en clase), pero como es “pilas” saca 10/10 en lecciones y sumativa. A pesar de que el estudiante aprendió lo que tenía que aprender, su promedio será de 5/10, una nota equivalente a “insuficiente”.
Esto les enseña a nuestros hijos que solo el esfuerzo continuo trae los mejores resultados, y que les va a tocar comprometerse durante todo el siguiente parcial para que todas sus notas, reflejen efectivamente lo que saben y de lo que son capaces.
Por eso, papás los animo a revisar en detalle esta libreta del primer parcial que ya deben haber recibido y analizar en qué aspectos pueden mejorar nuestros hijos, a ofrecerles el apoyo necesario para lograrlo y sobre todo a animarlos a que siempre pueden superarse, dando su mejor esfuerzo.
Por: Inés Cobo de Gilbert
Psicóloga
Directora Ejecutiva Sir Thomas Moore