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¿Hay brecha salarial entre hombres y mujeres en la actualidad? Aquí compartimos varios comentarios al respecto.

Mucho se habla sobre la supuesta brecha salarial que existe entre hombres y mujeres, señal de la injusticia con que el mundo patriarcal trata a las profesionales y trabajadoras. La queja básicamente dice que para un mismo trabajo a la mujer se le paga menos que al hombre y la evidencia que se utiliza generalmente es el resultado de dividir el salario promedio de todas las mujeres en el país para el salario promedio de todos los hombres en el país.

El problema con ese cálculo es que el dato de la masa salarial no toma en consideración factores importantísimos como la ocupación, cargo, educación o nivel de formación, antigüedad ni flexibilidad horaria o disponibilidad para viajar. Todos sabemos que en una entrevista de trabajo, todos esos factores completan nuestro perfil y nos vuelven más o menos atractivos para el cargo al que postulamos.

Ciertamente, si para una posición se presentasen dos candidatos con la misma formación académica y experiencia profesional idéntica, las mismas competencias y flexibilidad, pero al hombre se le ofreciera un sueldo más alto que a la mujer, podríamos entonces hablar de injusticia. Pero ese caso no es sólo hipotético sino improbable. Los datos hablan más fuerte sobre la realidad.

Un informe comisionado por el Departamento (Ministerio) de Trabajo de EEUU, analizó y comparó más de 50 estudios conducidos a nivel nacional y determinó que una vez considerados esos factores, la brecha se reducía del 23% al 6% y que la diferencia se explicaba casi enteramente por las decisiones personales que hombres y mujeres hacen. Ahí la clave: decisiones personales.

Carreras mejor pagadas y el ambiente empresarial

Empecemos con la carrera. Uno de esos estudios era de la Universidad de Georgetown que compiló las estadísticas de las 5 carreras mejor pagadas y las 5 menos remuneradas. Resulta que de las 5 con más ingresos (todas relacionadas con ingeniería y tecnología), los hombres superaban las matrículas en 4 de ellas en hasta 4 veces a las mujeres, mientras que ellas los superaban a ellos en 4 de las 5 carreras que menor sueldo recibían. Curiosamente, la única ocupación menos remunerada que los hombres escogen más que las mujeres es la de sacerdote o ministro religioso.

Y para demostrar que esto no es un fenómeno aislado en EEUU o el mundo desarrollado, remitámonos a las cifras oficiales de la SENESCYT en Ecuador que, en su más reciente boletín, informa que el 73% de los estudiantes de carreras como ingeniería, industria o construcción son hombres, igual que el 60% de los que escogen ciencias y matemáticas o el 77% que se matricula en tecnologías de la información.

Según un artículo que acaba de publicar Revista Vistazo, justamente 7 de las 10 carreras mejor remuneradas son de ingenierías, ciencias, matemáticas y tecnología. Las profesiones que más escogen las mujeres (servicios sociales, educación, periodismo, etc.) suelen resultar en ingresos más bajos.

Sobre recordar que en nuestro país no hay ninguna ley o política de estado que impida a mujer alguna estudiar la profesión que escoja o desempeñarse en la profesión de su preferencia; tampoco nuestro sistema educativo coarta sistemáticamente las aspiraciones de niñas y jóvenes por aprender ciencias o matemáticas.

 

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La realidad sobre la brecha salarial

Si fuese tan sencillo como que a la mujer se le paga menos por hacer el mismo trabajo que al hombre, ¿por qué los empresarios no llenan sus compañías de empleadas? Siendo entidades con fines de lucro, sería lógico suponer que sus propietarios o gerentes optarían por reducir costos y aumentar márgenes solamente contratando personal más barato que haga exactamente el mismo trabajo. Pero no sucede así.

Además del perfil académico y de experiencia, los empleadores ofrecen mejores paquetes remunerativos a candidatos dispuestos a trabajar largas horas y fines de semana, viajar fuera de la ciudad o estar inmediatamente disponibles cuando son llamados y el caso es que más hombres que mujeres presentan ese nivel de flexibilidad. Por supuesto que los grupos activistas feministas dirán que esa flexibilidad está condicionada para las mujeres por otros factores sociales y que de todas maneras existen “barreras invisibles” y “opresión interna”, que las elecciones de carrera son manipuladas por estereotipos sexistas.

Contra ello la evidencia de los países escandinavos, considerados los más avanzados en cuestiones de género y equidad, sociedades que prácticamente han dejado atrás toda forma de machismo, sexismo y patriarcado, pero donde las mujeres siguen escogiendo libre y mayoritariamente profesiones como enfermería y los hombres carreras como ingeniería.

La lucha contra la supuesta brecha salarial es apenas un discurso vacío, una propaganda sin fundamento que se aprovecha del síndrome de la victimización para ganar adeptos a su movimiento. En su búsqueda por la equidad, claro está, nunca abogan porque haya más mujeres en oficios como albañilería, estiba, conducción de camiones y maquinaria pesada, fuerzas armadas, operación petrolera o minera, guardias penitenciarios o cualquier otra profesión de alto riesgo. Por algo será.

 

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Escrito por: Pablo Moysam D.
Twitter: @pmoysam Spotify: Medio a Medias.

 

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