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¿Hasta qué punto es bueno complacerlos para no perder el amor de los hijos?

 

La mayoría de los padres pasamos buscando complacer todos los caprichos de nuestros hijos con la idea equivocada de que así lograremos hacerlos más  felices. Como educadora, me da mucha pena cuando conozco historias de angustia y desilusión en las que los padres consienten demasiado a sus hijos.

Si los hijos reprueban exámenes porque no estudiaron, no se esforzaron lo suficiente, ni cumplieron las obligaciones propias de su edad, los padres no entienden qué pasó si ellos les dieron todo lo que sus hijos les habían pedido: celulares, dinero, permiso para todas sus fiestas, etc. ¿Qué pasó si nunca les falto nada?

Ahí está el error. ¡Claro que les faltó algo y mucho! Exigencias y límites, en otras palabras: disciplina. Pero al hablar de esto, muchos padres justifican esta conducta asegurando que no quieren perder el amor de sus hijos y les preocupa que sus hijos les digan “te odio”.

Estos papás ya perdieron el amor de sus hijos. Durante ese tiempo, sus pequeños los vieron como proveedores de cada uno de sus caprichos y cuando no consiguieron algo reaccionan negativamente, de modo desafiante, y hasta agresivo –en algunos casos– exigiendo todo sin dar nada a cambio. Es normal el miedo a perder el amor de los hijos, pero justamente al complacerlos en todo se cometen muchos errores.

Las tendencias han cambiado

Hoy vemos como los roles entre padres e hijos han cambiado; en el pasado los niños respetaban a los adultos, ahora parece ser que son los padres respetan a sus hijos.

Antes, los hijos tenían temor a sus padres, pero ahora se puede decir que hasta los padres son “abusados” emocionalmente por sus hijos.

¿Por qué no buscamos una relación de amor y firmeza?  ¿Por qué no reconocemos solo los logros significativos y usamos con respeto oraciones para corregir? A los padres les toca encaminar  la vida de sus hijos hasta que crezcan y tengan la madurez para tomar sus propias decisiones. Aunque muchas veces griten, pataleen o les digan muchas veces que los odian,  deben saber que sus esfuerzos están puestos en lo que es mejor para la familia.

El objetivo de mamá y papá es proporcionarles las mejores herramientas educativas y prepararlos para el camino difícil que les tocará vivir. Si los odian hoy por no darles todo lo que desean, los amarán mañana cuando tengan y logren todo por ellos mismos.

Por: María Mercedes Peré

Máster en Asesoramiento Educativo Familiar

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