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¿Has pensado en la información que compartes y que está al alcance de cualquiera?

Las publicaciones a las que les diste “Me Gusta”, las imágenes que subiste en Instagram, las compras que hiciste con tu tarjeta de crédito, todas estas acciones digitales dejan una huella de datos. Esta “huella digital” contribuye a retratarnos como consumidores. Las plataformas digitales lo utilizan para orientar contenidos hacia nosotros de manera específica.

A continuación presentamos algunos elementos que debes conocer sobre el rastro de tu huella digital:

¿Cómo dejamos nuestras huellas digitales?

Los comentarios en publicaciones de Facebook, llamadas por HangOut, el uso de aplicaciones como Whatsapp, forman parte de nuestro historial en línea. Este, ya cuenta más acerca de nosotros que nuestra propia memoria. Actualmente el 80% de los procesos de divorcio tramitados en Estados Unidos usan información obtenida de redes sociales y chats privados.

Saber por qué debemos administrar nuestra huella digital

Cada vez que realizamos una acción en Internet, dejamos datos que potencialmente pueden ser vistos por otras personas o almacenados en una base de datos. Como lo fue el caso del estudiante austriaco Max Schrems, quien solicitó a Facebook todos los datos que tenían sobre él. La compañía envió un archivo con 1.200 páginas, donde no solo aparecía lo que él mostraba en su perfil, sino también sus conversaciones privadas, notas eliminadas, referencias sobre gustos, intereses y hasta opiniones religiosas.

No todo queda borrado

La inmensa mayoría de usuarios de soportes digitales –ordenadores, tabletas, cámaras, smartphones– creemos que borrar los archivos es garantía suficiente para deshacernos de ellos. Sin embargo, cuando enviamos un documento a la papelera y luego la vaciamos, lo único que hacemos es ocultar el indicador que lo identifica en la memoria del ordenador. Todo lo que eliminamos en nuestros ordenadores mediante los habituales sistemas de borrado no desaparece y puede ser recuperado, ya sea que se trate de textos, fotos, vídeos, e-mails, conversaciones de chat o el historial de navegación en internet.

Un episodio que fundamenta este hecho fue el caso de los culpables de un incendio en una zona de Cataluña en España. Los causantes del siniestro creían que habían borrado sus huellas del crimen tras vaciar las fotos que tomaron con una cámara digital junto a las llamas, pero los técnicos informáticos de la policía pudieron recuperar las imágenes de la tarjeta gráfica.

Los cookies no mienten

Dicen que los cookies no mienten y en realidad es así. Los datos de navegación que realizamos en Google jamás se equivocan y permiten a esta plataforma ofrecernos publicidad relacionada con los temas que tratamos en nuestras búsquedas. Cada vez que usamos cualquier buscador, este toma nota de nuestros gustos, horarios, localización geográfica e intereses personales. Si bien Google ofrece servicios muy útiles,.nos.son gratis,.pagamos con nuestra privacidad

El anonimato no existe

En la red, en cuanto asomamos, nuestra presencia deja un rastro fácilmente localizable, sea cual sea el servicio que utilicemos.

En Internet, nuestra actividad deja un rastro muchas veces mayor que el que dejamos en el mundo físico.

Además de los datos personales que aportamos voluntariamente, en servicios como redes sociales, portales de contactos o de compra on-line, están los datos sobre nosotros que otros pueden publicar en sitios web. Estos, incluso sin nuestro conocimiento, dejan en Internet rastros que pueden permitir identificarnos y afectarnos en nuestra vida diaria, relaciones personales o hasta laborales. Esta es una de las principales razones por las que debemos cuidar lo que dejamos como huella digital.

 

Por: Andrés Elías

Estratega digital

Dotmedia México

www.andreselias.com

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